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Gerardo della Paolera: “Hay un sistema corporativista que perpetúa la pobreza”

El director ejecutivo de Bunge & Born opinó sobre la cruda realidad argentina, los planes sociales, la vacunación y las reformas que necesita para salir de la crisis.

Artículo original publicado por Martín Kanenguiser en Infobae

El prestigioso historiador y director ejecutivo de la Fundación Bunge & Born, Gerardo della Paolera, advirtió que “el país tiene un sistema corporativista que perpetúa la lógica de la pobreza”. El economista doctorado en Chicago e historiador, primer rector de la Universidad Di Tella, dijo en diálogo con Infobae que “hablar de riqueza es un pecado actualmente en la Argentina”.

Con 62 años, Della Paolera brindó importantes definiciones sobre la continuidad de los planes sociales, la situación educativa, la situación económica comparada en los diferentes gobiernos peronistas:

- La situación real de la pobreza tras el dato del 42% del Indec:

“Hay un claro componente por la pandemia, pero lo vemos con mucha preocupación, porque si no cambian las actuales asistencias sociales hacia un modelo mucho más racional, este nivel de pobreza se va a quedar estancado”.

“Lo más grave sin duda es el 57% en los estamentos más jóvenes, de los cuales la Fundación se ocupa mucho. Estamos empezando a ver, más allá de la pandemia, problemas sanitarios y hasta enfermedades que habían desaparecido, como la tuberculosis o brotes importantes de sarampión”.

“Argentina ha tenido uno de los planes de vacunación más importantes de América latina y el año pasado, nuestro indicador de Confianza y Acceso de Vacuna, se completó en un 50% por las dificultades de los padres y madres para acceder a las dosis, frente a un promedio habitual del 92% que se ha mantenido a través de los diferentes gobiernos”.

“Estamos una vez más con un sector sanitario que, por segundo año, deberá afrontar dificultades para atender sus cuestiones habituales y otro año de baja significaría generar el riesgo de chicos con serios problemas en el futuro. Así que estamos trabajando mucho en este sentido. Y en el Norte, tanto el NEA como el NOA, así como el conurbano estamos viendo muchos problemas de escolaridad, porque no hubo un programa de educación a distancia, que es muy difícil de implementar en esas zonas”.

“Otro problema importante que vemos es conectar a esos jóvenes con el mundo del futuro empleo y hay generaciones que ya han visto como sus padres y abuelos no trabajaron en el mercado formal, en blanco”, concluyó.

- La posibilidad de quienes reciben planes sociales de reinsertarse en el mercado formal:

“Hay una revolución tecnológica en los países desarrollados de la cual estamos cada vez más lejos, pese a que la tecnología reduzco sensiblemente los costos. Si se piensa la reforma del Estado sin incorporar nuevos modos de enseñanza, será muy difícil”.

“Estas revoluciones se pueden hacer cuando todo está destruido, como ocurrió en Japón después de la Segunda Guerra Mundial. Estados Unidos envió al General MacArthur, que resultó ser un planificador social benévolo, respetando la cultura japonesa, pero incorporando una visión moderna desde el punto de vista empresarial y del management, que se transformó en el milagro japonés, igual que ocurrió con Corea del Sur”.

“Sin embargo, creo que en la Argentina el sistema educativo y las calificaciones que tuvo el país con las pruebas PISA muestran que se está entre los peores de América latina. Es decir, habría que tener un Estado menos ideologizado y más capacidad burocrática, en vez de uno capturado por la política y por intereses creados, como se reflejó en el hecho de que en 2020 las escuelas estuvieron cerradas pero los bingos y los casinos no. El país tiene un sistema corporativista que perpetúa la lógica de la pobreza”.

-La comparación entre el 2002 y el presente:

“Cuando se salió de aquella crisis se hizo un default que permitió un alivio fiscal transitorio; segundo, se les puso un impuesto a los ahorristas y se lo transferiste a los deudores; además, el gasto público estaba en 22% del PBI a nivel consolidado. Todos esos ingresos permitieron una bonanza fiscal temporal, porque no hubo un repudio generalizado de la deuda, se lo comió el Estado en un gasto público permanente que aumentó en 20 puntos porcentuales, que ni siquiera alcanzó y por eso confiscaron los ahorros que estaban en las AFJP, que se metieron en una bolsa que nadie sabe dónde está”.

“Esa fue una confiscación, no hubo ningún cálculo actuarial, se disipó. Y, a partir de ese momento, comenzó a ser muy evidente la incapacidad de financiar el peso del Estado sobre la economía, desde 2011 y 2012. Y no por casualidad, desde entonces el PBI per cápita cayó en forma demencial; nos estamos acercando a la famosa década perdida, que fue más que una década, de 1974 a 1990. La catástrofe cuando tenés una política populista es que se gastan los stocks, luego aumentan la presión impositiva y luego justifican sus decisiones explicando que el sector privado es la parte residual y no el motor del país”.

“Hablar de riqueza es un pecado actualmente en la Argentina, cuando la historia contemporánea muestra que, con todas sus falencias, lo que sacó a la gente de la pobreza extrema, fue el capitalismo. Es verdad que la explotación ocurrió, pero la economía de supervivencia se derrotó con la revolución industrial y la creación de la riqueza, aún en países sin un sistema democrático liberal, como ocurrió en China”.

- El rebote económico global pese a la pandemia y las causas de la crisis local:

“El mundo no solo rebota en V, sino que hay una plétora de dólares y liquidez. La estanflación es totalmente autoinfligida y la restricción externa también. Es más, hay lugares donde hay que pagar para colocar bonos por las tasas negativas. Además, todo esquema populista es endógenamente anti exportador”.

“No hay un problema estructural, sino el que creamos nosotros colocando un cepo, atrasando el tipo de cambio, controlando los precios, pidiéndole a las empresas que maximicen su nivel de producción sin asegurarles insumos”.

“De 2011 a 2021, salvo el catastrófico segundo trimestre del año pasado, hubo una gran liquidez internacional, como se vio en Perú, Chile y otros países que pudieron enfrentar el temporal con crédito que pudieron endeudarse a tasas muy bajas en el mercado”.

- La comparación de esta gestión con otros gobiernos del peronismo:

“El origen del enamoramiento por consumirse stocks para financiar gasto corriente y sostener objetivos políticos de muy corto plazo es la economía del primer peronismo, entre 1946 y 1949, cuando desarticula la banca central moderna creada en 1935, elimina los mercados voluntarios en moneda nacional y el crédito interno”.

“Si bien hubo inflación en la segunda guerra mundial, había confianza en la Segunda Guerra Mundial; de hecho, fue la moneda más fuerte del mundo entre 1914 y 1931”. “En su segundo gobierno Perón intentó cambiar, hasta 1955, porque entró en una nueva relación diplomática con Estados Unidos, aunque ya fue muy tarde. Y tal fue el giro que, cuando cayó en 1955, ningún sindicato salió a apoyarlo tras el segundo bombardeo militar”.

“Perón cristalizó un sistema muy corporativista, sin hacer el viraje que hizo Europa, luego de un período de intervencionismo lógico por tener al lado al “cuco” soviético, cuando se pasó a una economía mixta y eso dio lugar a 30 años de esplendor. En cambio, acá se pasó de una situación puntual de inflación a un régimen inflacionario crónico, indexada y con períodos de stop and go”.

“Desde entonces, hemos retrocedido muchísimo. Es verdad que estamos hablando bajo una situación de pandemia. Es muy difícil saber qué hubiera hecho Alberto Fernández sin esta crisis global. Pero, luego, por las presiones que conocemos dentro de este gobierno bicéfalo, exageró y arrinconó al sector privado”.

“Las palabras y las señales no son gratuitas, como cuando se salió a nivel patotero a decir que se iba a estatizar a Vicentin, para luego retroceder, cuando lo que se necesita para crecer es estabilidad macroeconómica y de las reglas de juego”.

“La macroeconomía está en un desorden total que te lleva a controlar cada vez más precios, porque si se abre la economía, algunas variables deberán llegar al nivel del sistema de precios relativos normales”.

“En este caso, habría un shock, pero mientras tanto, se genera una destrucción de riqueza que es mayúscula, que no la he visto nunca, al igual que en el caso del empleo, porque el empleo que se genera es de una calidad menor y con menor capacidad de ingreso real”.

“El único momento que se pudo rever esto fue después de una situación como la hiperinflación; Menem vio que no había moneda, que todo era un caos y permitió la reconstrucción, ayudado por un marco internacional como era el Consenso de Washington”.

“Aquello fue mucho más que un plan de estabilización, fueron una serie de reformas macro y microeconómicas exitosas, pero que tuvieron su gran error de cálculo por el sistema previsional, que, con las AFJP, se descalzó la economía desde el punto de vista fiscal”.

- Los peligros de retornar a una situación como 1974 si se sinceran las variables:

“Hay que tomar en cuenta que, en algún momento, dada la inflación reprimida, sabemos cómo termina la historia. En este caso, después de las elecciones, faltan otros dos años de gobierno en una situación muy compleja, porque cuando se produjo el Rodrigazo, la pobreza era del 8%. Y, con cada crisis, esta tasa sube a niveles muy altos”.

“Todo depende mucho de la política; el Presidente tratará de compartir costos del ajuste con una parte de la oposición. Con el asistencialismo se puede controlar la situación durante un buen tiempo, pero la manera de evitar que explote es con la generación de riqueza y un cambio radical del pensamiento”.

“El ministro Guzmán parece razonable, pero, aunque hable de coordinar expectativas, no hay ninguna coordinación, todo es control de precios con mano dura, hasta que las empresas empiecen a perder dinero e irse”.

- Las chances de recrear otro consenso de Washington:

“Si uno observa la situación de América latina, hay dos países que se caen de cualquier tendencia, que son Argentina y Venezuela. El país se cayó no solo del mapa del mundo, sino también de la región. La clase dirigente debe entender que uno compite por la inversión con nuestros países vecinos; la geografía se achicó a pesar de la pandemia”.

“No veo la fuerza disciplinadora que generó el consenso de Washington, porque a China y a Rusia no le importa nada este caos: cuanto menos orden haya y menos relación con Occidente, mejor para ellos. Así que solo queda que Estados Unidos se interese por la región en general y por la Argentina en particular, por el litio, el agua dulce, el petróleo”. “Si no pone un ojo y no ayuda, veo que vamos a un sistema autocrático, con un capitalismo de amigos más profundo y a una desaparición de la clase media”, concluyó.

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