Artículo original publicado por Martín Kanenguiser en Infobae
El ministro de Economía, Martín Guzmán, sigue confiado en que podrá llegar a un acuerdo técnico con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en un plazo relativamente corto, tras las señales de aprobación que asegura haber recibido en su gira por Europa.
Aunque la política económica se orienta cada vez más a una estrategia de control de precios, el Palacio de Hacienda cree que la relación con los acreedores externos oficiales es buena y permite entrever que haya un entendimiento este año si la dinámica de la política local lo permite.
En este sentido, fuentes oficiales indicaron a Infobae que, tras el paso de Guzmán por Europa, se aceleraron los contactos entre Economía y el staff del Fondo para avanzar en el diálogo.
“Está avanzado, pero no terminado; si no llegamos a fines de mayo será lo antes posible”, aclaró la fuente en referencia a la negociación técnica, previa a construir los consensos internos y externos necesarios para rubricar un programa para postergar a 10 años el pago de la deuda de USD 45.000 millones contraída en la gestión de Mauricio Macri, como pretende el Gobierno.
Al respecto, no está en el horizonte la posibilidad de recrear un escenario como de principios de 2003, cuando se firmó un acuerdo corto y sin condicionalidades para postergar los pagos, hasta que en septiembre de ese año se llegó a un nuevo programa en la presidencia de Néstor Kirchner.
La posibilidad de recrear aquel “puente” de enero de 2003, firmado bajo el convulsionado gobierno interino de Eduardo Duhalde, “sería muy complejo para debatir y aprobar ahora en el directorio” que conduce Kristalina Georgieva, admitió la fuente del Gobierno. En Washington tampoco escucharon hablar de esta opción, por ahora.
Por esta razón, si no se llegara a un acuerdo antes del primer vencimiento de capital con el FMI por 2000 millones de dólares en septiembre próximo, Economía prende una vela para que en ese momento ya estén en la cuenta del Banco Central los derechos especiales de giro (DEGs) adicionales a todo el mundo, que en el caso argentino serían 4300 millones de dólares. Con estos recursos, se pagaría tanto el vencimiento de septiembre como el de diciembre, por un monto similar, afirmaron tras el paso de Guzmán y el representante argentino ante el Fondo, Sergio Chodos.
Pero, antes, está el pago por USD 2400 millones al Club de París, previsto para dentro de un mes, aunque con la chance de postergarlo por 60 días sin caer formalmente en default. En este caso, el presidente del Club, Emmanuel Moulin, le dijo la semana pasada a Guzmán en París que se requiere, aunque no sea un acuerdo firmado con el FMI, al menos “una señal” taxativa del organismo que conduce Georgieva de que la negociación está bien encaminada, para postergar el pago por un año.
Por esta razón creen que el diálogo con el FMI no debe interrumpirse, aunque a Guzmán le hayan llegado varios reclamos de sus pares europeos para convertir el apoyo retórico que recibió en acciones concretas tanto en el Fondo como en el Club de París.
Como representantes de las empresas de sus países respectivos, los ministros de Alemania, Italia, España y Francia le pidieron respuestas a Guzmán por cuestiones concretas: en Francia por el pago de dividendos de Alstom, en España por la situación de Telefónica y el decreto de las telecomunicaciones como servicio público, en Alemania por el freno a la represa de Chihuido -parada hace un año- y en Italia por una situación similar por el soterramiento del tren Sarmiento, entre otras cuestiones, según comentaron las fuentes oficiales.
El largo camino de los DEGs
Guzmán también sabe que logró instalar, con el apoyo de México, el debate sobre la redistribución adicional de los DEGs que queden ociosos en las tesorerías de los países centrales luego de que el FMI cumpla con la distribución global de 650 mil millones este año.
De todos modos, el camino de este reparto del G7 a los emergentes será largo y espinoso, como lo admitió la propia Georgieva, quien, según el gobierno, “hizo bien” en dejar este tema para más adelante, ya que merecerá un debate puertas adentro del Fondo y luego la eventual adaptación de la legislación de cada país para aportar a este “fondo común” de compensación de los DEGs.
Mientras tanto, la Argentina ya podría apelar al mecanismo de pedirle prestado DEGs a algunos países en forma bilateral, algo que el ministro dialogó en las escalas de Europa occidental y en Moscú con su par ruso, Anton Siluanov. No sería la primera vez que el país pide un crédito bilateral, porque España aportó sus propios recursos en el 2001, durante la crisis de la convertibilidad.
Por el tiempo que le brindaron y los funcionarios que lo recibieron, el principio y el final de la gira -en Alemania y Rusia, respectivamente- tal vez hayan sido los momentos más gratos en el viaje de Guzmán.
En Berlín afirman que hubo una actitud comprensiva por parte del principal colaborador de la canciller Angela Merkel, Lars-Hendrik Röller,, mientras le repetían el fuerte interés de las empresas de ese país en el litio argentino.
En Moscú aseguran que el entendimiento fue importante (el Fondo Soberano Ruso fue seducido para invertir en el país), salvo en la bebida para acompañar las cenas, ya que los funcionarios de Vladimir Putin le ofrecieron a la delegación argentina los vinos que se producen en Crimea, pero el ministro Guzmán se excusó de probar demasiado porque casi no bebe alcohol.
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