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Cómo funcionan los regímenes previsionales de excepción en la Argentina

El sistema demanda unos USD 20.000 millones anuales. Ginobili y Messi, por ser medallistas olímpicos, podrían cobrar la pensión desde los 50 años si la pidieran. La opinión de expertos.

Artículo original publicado por Martín Kanenguiser en Infobae

Podrá sonar curioso, pero Lionel Messi y Emanuel Ginobili, dos personalidades descollantes del deporte global, tienen derecho a una pensión en la Argentina por haber ganado medallas olímpicas. Seguramente las cobrarán, pero podrían hacerlo a partir de las 50 años. Esto se debe a los regímenes de excepción previsionales, que generan un gasto anual de 20.000 millones de dólares anuales, equivalente al 7% del PBI.

Así lo destaca un informe del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), que detalla que existen “al menos 177 regímenes previsionales que se diferencian del régimen general (SIPA), por el cual los hombres se jubilan a los 65 años y las mujeres a los 60.

Rafael Rofman, autor del documento y nuevo director del programa de Protección Social de Cippec, indicó que “los regímenes de excepción deberían ser la excepción” y no la norma; de hecho, los mismos explican un 40% de los beneficios y más de la mitad del gasto del sector, con haberes que son hasta 85% superiores al promedio del SIPA.

Están agrupados en cinco grandes rubros:

-Las jubilaciones por actividad ardua, que permiten un retiro anticipado, “desde los mineros hasta los cantantes líricos del Teatro Colón, pasando por los petroleros que tienen una oficina en Puerto Madero”.

-Los regímenes especiales, como los empleados judiciales, docentes, investigadores, funcionarios transferidos por las provincias y servicio exterior.

-Los miembros de las fuerzas armadas y de Seguridad.

-Los integrantes de cajas provinciales que no fueron transferidas y de cajas profesionales. “Existen porque existían antes y son legales, pero no tienen otra explicación”, señaló Rofman.

-Las pensiones no contributivas, otorgadas “por mérito o por vulnerabilidad”. Según el experto, “hay casos peculiares, por ejemplo, se les otorgan a los ganadores de medallas olímpicas, como Messi o Ginobili. Es absurdo y está mal pensado”.

En este sentido, se indicó que “los recursos que se destinan a estos esquemas equivalen a un 7% del PBI, suficiente para multiplicar por 1,5 la inversión consolidada en educación, urbanizar casi la totalidad de los barrios populares o duplicar la extensión de la red eléctrica de alta tensión”. Si se igualara a todos los jubilados en el régimen general, sería posible otorgarles un promedio de 30.000 pesos.

Por esta razón, “CIPPEC propone un sendero de reformas que, de manera gradual, reduzcan los niveles de fragmentación y, con ellos, los costos excesivos, las inequidades y las ineficiencias”.

El documento “Los regímenes previsionales de excepción en Argentina” elaborado por Rofman, explica que hay más de 3,7 millones de beneficiarios bajo estos regímenes, que “no responden a una estrategia integral en base a un cuidadoso análisis de las condiciones de distintos grupos de trabajadores para identificar aquellos con mayores vulnerabilidades o merecimientos, sino al éxito puntual que distintos grupos de interés han tenido para lograr la aprobación de sus regímenes a lo largo de los años”, dijo Rofman.

Entre todas las excepciones, las pensiones no contributivas “son el componente más relevante en términos de cobertura, pero dado los montos relativamente bajos que pagan, su impacto fiscal es menor”. En cambio, “los esquemas provinciales son los más importantes, ya que implican un gasto del 2,5% del PBI”.

“Es posible definir un sendero de reformas que, de manera gradual, reduzcan los niveles de fragmentación y, con ellos, los costos excesivos, las inequidades y las ineficiencias”, afirma Rofman, quien , al mismo tiempo, admitió que los incentivos funcionan para crear más de estos regímenes en lugar de acoplarlos al sistema general.

A contramano del mundo

Con estos programas, la Argentina, una vez más, se ubica “a contramano de la tendencia mundial”, aclaró el Cippec. “Argentina tuvo varios intentos por eliminar o reducir estos esquemas desde los años ochenta, aunque con éxito limitado. En lo que va del siglo XXI la importancia de estos regímenes aumentó, lo que agrava los desafíos”.

En particular, el número de jubilaciones bajo el régimen general de Anses se mantuvo estable desde 2010, mientras que las jubilaciones en los regímenes especiales aumentaron más de un 40%”, se indicó. En cambio, “en la Unión Europea, un 80% de los países con estos esquemas están avanzando en reformas para su reducción, tal como en América Latina ocurre con Perú, Brasil y Colombia”.

Sin embargo, en la Argentina, “de los siete regímenes nacionales especiales vigentes, cinco fueron restablecidos o creados entre 2005 y 2009”. En particular, solo el año pasado “se presentaron 33 proyectos en la Cámara de Diputados que crean nuevos regímenes o amplían los existentes, y en los primeros meses de 2021 el Poder Ejecutivo anunció dos normas que amplían esquemas ya vigentes”, precisó Rofman.

De este modo, “los regímenes previsionales de excepción en Argentina parecen tener una dimensión excesiva, con claros impactos sobre la equidad, la transparencia y los costos del sistema en su conjunto”.

Por esto, sugirió “avanzar en una estrategia de reformas que respete los derechos adquiridos al tiempo que focalice la protección especial en quienes realmente la necesiten, mediante esquemas eficientes y transparentes como un paso importante hacia la consolidación de un sistema previsional nacional más justo, inclusivo y sostenible”. Mientras tanto, indicó el experto en sistemas previsionales, “se gasta mucho dinero en una sociedad a la que no le sobra el dinero.

Para cambiar, habría que hacerlo sin afectar derechos adquiridos, es decir, hacia adelante, y sabiendo que la reducción del gasto previsional, que podría pasar del 7 al 3,5 por ciento del PBI, será gradual, pero “permitirá que en 30 años no tengamos que estar frente a un problema grave”. El experto dijo que no sería correcto denominarlos de “privilegio”, porque ese concepto tiene una connotación negativa que no aplica, por ejemplo, al beneficio que tiene un docente o un ex combatiente de la guerra de Malvinas. Rofman aclaró que, en términos generales, el sistema previsional “funciona bien, porque tiene una cobertura del 95% del total de la población y otorga un haber que no es bajo en relación al salario actual”.

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