Artículo original publicado por Martín Kanenguiser en Infobae, el 10 de diciembre de 2021
El Fondo Monetario Internacional (FMI) reconoció avances con el Gobierno en cuanto a la necesidad de adoptar medidas para reducir la alta inflación y lograr mayor inversión y crecimiento económico, luego de varios días de discusiones técnicas en Washington.
En un comunicado, el organismo que dirige Kristalina Georgieva destacó la importancia de reducir el déficit fiscal y adecuar las tasas de interés de referencia para controlar el nivel de precios, que este año rondará el 50 por ciento, entre otras medidas que forman parte de su menú habitual.
Por su parte, fuentes del Gobierno destacaron en Buenos Aires: “Hubo avances técnicos: apunta a que hubo mayores entendimientos en camino a alcanzar un nuevo acuerdo que permita refinanciar los vencimientos de deuda que tomó el gobierno de Juntos por el Cambio con el programa de 2018″.
Tras dejar pasar la hojarasca acerca de las tasas de interés que cobra el organismo y los cambios en los plazos del eventual acuerdo que declamaba el Gobierno, esta es la primera semana de discusión concreta de objetivos en común. Por lo tanto, resta un complejo camino para acordar un programa de refinanciación de la deuda de USD 44.000 millones a 10 años.
“Un equipo del Fondo Monetario Internacional (FMI), encabezado por Julie Kozack, subdirectora del Departamento del Hemisferio Occidental, y Luis Cubeddu, jefe de misión para Argentina, se reunió del 5 al 10 de diciembre en Washington, D.C. con una delegación técnica del Ministerio de Economía y Banco Central de la Republica de Argentina”, expresó el Fondo.
“Hubo avances en el trabajo técnico entre la delegación argentina y el equipo del FMI como parte de sus discusiones para alcanzar un programa respaldado por el FMI. Los equipos analizaron los desarrollos económicos recientes y discutieron las perspectivas de crecimiento, inflación y la balanza de pagos de Argentina”.
“Los equipos reconocieron la recuperación más fuerte de la esperada en la actividad económica y la inversión este año, y la importancia de un marco de políticas para sostener de manera duradera la recuperación económica y las mejoras en las condiciones sociales y laborales”.
“En este sentido, hubo un entendimiento general sobre la necesidad de mejorar de manera gradual y sostenible las finanzas públicas, dando lugar al mismo tiempo a las tan necesitadas inversiones en infraestructura, tecnología y gasto social focalizado”.
“Abordar la persistente y alta inflación requiere un enfoque múltiple que implique una reducción del financiamiento monetario del déficit fiscal, una política monetaria adecuada con tasas de interés reales positivas y una coordinación de precios y salarios”.
“Esto también debe estar respaldado por políticas para acumular reservas internacionales, incluyendo mediante la promoción de la inversión extranjera directa y las exportaciones, que crecieron de manera muy sólida este año, especialmente en los sectores de valor agregado”.
“También se avanzó en las medidas para desarrollar el mercado de capitales interno, fortalecer la efectividad del gasto público y mejorar las operaciones de política monetaria. Los equipos acordaron que un amplio apoyo, tanto a nivel nacional en Argentina como de la comunidad internacional, también sería fundamental para el éxito general del programa económico”.
“Si bien serán necesarias más discusiones, el equipo del FMI y las autoridades argentinas siguen plenamente comprometidos con su trabajo conjunto sobre un marco y políticas para un programa respaldado por el FMI”.
Las fuentes argentinas indicaron que el Fondo habló de las inversiones porque “si vienen capitales privados del resto del mundo, solamente nos sirven si es para invertir en la economía real. Si son para aprovechar oportunidades de inversión financiera de corto plazo, a la Argentina eso no le sirve de nada”, aunque en realidad el Gobierno sí necesita esos recursos para financiar el déficit fiscal.
“Con el gobierno anterior, el capital que vino, vino a especular. Lo que estamos diciendo acá es que la forma en que vamos a regular los movimientos de capital con el resto del mundo es para que el capital que venga, venga a la economía real, no a la especulación financiera”, agregaron.
Del contingente oficial formaron parte además del representante argentino ante el Fondo, Sergio Chodos, Raúl Rigo, secretario de Hacienda, Fernando Morra, secretario de Política Económica, Ramiro Tosi, subsecretario de Financiamiento de la Secretaría de Finanzas. Además, hubo dos representantes del Banco Central que estuvieron involucrados en los últimos meses: Jorge Carrera, vicepresidente segundo, y Germán Feldman, subgerente de Investigaciones Económicas.
El comunicado no informa ni la fecha del posible envío de una misión del organismo a Buenos Aires ni de la finalización de las discusiones técnicas, que, como indicó Infobae en varias oportunidades, podría ser entre enero y febrero en el escenario optimista del Gobierno, para pasar a su eventual aprobación en el directorio en marzo, cuando el país enfrenta vencimientos por unos USD 5000 millones.
La comitiva enviada por el gobierno de Alberto Fernández a Washington a afinar, esta semana, la negociación técnica con el Fondo para reestructurar el pago de la deuda por USD 44 mil millones podrá regresar a Buenos Aires animada por las señales políticas que enviaron Estados Unidos y la dirección del FMI, aunque sin un acuerdo técnico cerrado, tal como lo confirma este comunicado.
Mientras los funcionarios del Palacio de Hacienda y el Banco Central mantenían reuniones con sus similares del Fondo, Washington lanzó una señal política para apoyar la visión alternativa de la búlgara Kristalina Georgieva, directora del FMI, quien, en un ambiente hasta ahora dominado por un enfoque de austeridad en el gasto público, apuesta por programas de recuperación postpandemia que pueden favorecer a Argentina en la negociación.
Antes de enviar a su delegación a Washington, el presidente Fernández dijo que las instrucciones para sus funcionarios son que busquen acuerdos fiscales que no impacten “el crecimiento económico”, sobre todo en el escenario de recuperación tras la pandemia. Martín Guzmán, el ministro de Economía, ha repetido el discurso.
El presidente, en tono más potente, aseguró que Argentina no se arrodillará en las negociaciones, aunque a la vez expresó garantías de que habrá acuerdo, ya que el país no tiene los dólares para pagar la deuda contraída en el gobierno de Mauricio Macri en 2022 y 2023.
Las pretensiones argentinas han encontrado eco, y un empuje político considerable, en la posición fiscal menos conservadora de Georgieva en el FMI; sin embargo, luego del escándalo de la manipulación de las cifras de un informe de China cuando la economista se desempeñaba en el Banco Mundial, su posición relativa quedó debilitada.
Esta misma semana, el pasado miércoles 8 de diciembre, la directora-gerente del Fondo reiteró, en una entrevista, su apuesta por menos austeridad fiscal. “Queremos ver una recuperación sólida, amortiguadores de reconstrucción a mediano plazo que aborden eso, pero no con la fuerza sofocante de la austeridad”, afirmó en una referencia específica a la economía europea en la cual, no obstante, los argentinos pueden encontrar un paralelo.
Además de las declaraciones de Georgieva, con la que la Casa Rosada ya contaba antes de volver a Washington, la señal más importante llegó de Juan González, principal asesor del presidente estadounidense Joe Biden en temas latinoamericanos.
Tras enfatizar la importancia geopolítica que la Argentina sigue tiene para Washington, González asumió como propias algunas de las ideas de Georgieva. “El FMI ha aprendido que no siempre se puede utilizar un mismo modelo para prescribir una política macroeconómica… hay que reconocer el contexto doméstico, dijo en Buenos Aires. Y añadió otro guiño: “El Fondo Monetario de 2002 no puede ser el mismo de hoy”, indicó el diplomático, con una opinión que habrá que ver si comparte el actor esencial de Washington en esta cuestión: el Departamento del Tesoro que conduce Janet Yellen.
Más allá de las posiciones, cabe recordar que el acuerdo técnico durante el gobierno de Macri demandó unos 45 días en cerrarse y con una importante coincidencia política como marco de fondo; ahora, sin ese paraguas, los tiempos podrían ser más extensos.
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