Artículo original publicado por Martín Kanenguiser en Infobae, el 19 de marzo de 2022.
Las crecientes peleas internas en el oficialismo y el endurecimiento de las condiciones externas por la invasión rusa complicarán el cumplimiento del programa con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que se debatirá el viernes 25 en el directorio.
Así, el próximo viernes será la fecha en la que el directorio que lidera Kristalina Georgieva debata –y seguramente convalide– el acuerdo técnico que este jueves fue sancionado por el Senado Nacional, en una sesión que confirmó la ruptura dentro del Frente de Todos en torno al FMI. En Washington no se confirmó el día, aunque aclararon que el board puede ser convocado de urgencia.
Las mayores dudas de Washington y de los analistas en Buenos Aires pasan por el “ownership” del programa.
Cabe recordar que entre lunes y martes el Gobierno debería pagar unos USD 2.800 millones por el stand by contraído durante el gobierno de Mauricio Macri y el ministro Martín Guzmán aclaró que no están los recursos para cumplir con esos vencimientos. El FMI explicó este sábado que esa postergación no implicará que el país entre en atrasos.
Sin duda, tras la aprobación en el directorio –que no estará exenta ni de quejas de algunos directores ni de una aclaración de los riesgos que genera el nuevo programa– el Gobierno tendrá un fuerte alivio financiero inicial por el giro de casi USD 7.000 millones netos del mencionado vencimiento de la semana próxima.
Sin embargo, las mayores dudas de Washington y de los analistas en Buenos Aires pasan por el “ownership” del programa, subrayado este jueves por el vocero del FMI, Gerry Rice.
El funcionario dijo que es clave que el acuerdo tenga un amplio apoyo político interno en la Argentina para que sea exitoso, cuando se le preguntó por la disputa abierta entre el presidente Alberto Fernández y la vicepresidente Cristina Kirchner en torno de esta cuestión.
Y aunque algunos analistas crean que esta división política es artificial y busca lograr un mejor posicionamiento frente a las elecciones del 2023, hasta entonces el Gobierno deberá atravesar un complejo panorama y cumplir con metas trimestrales si no quiere caer en default, lo que requiere focalizarse una importante energía en la gestión.
En este sentido, los rumores que volvieron a poner en duda la continuidad del ministro Guzmán dejan de lado dos cuestiones:
- Tal como se observa claramente en los cruces verbales de estas últimas semanas, la raíz del problema dentro del Gobierno es política y la solución no parece ser cambiar a un funcionario para “recrear expectativas” cuando la cuestión de fondo es de debilidad institucional.
- Aunque siempre hay economistas que quieren asumir como ministros, resulta difícil pensar en alguien de prestigio y con capacidad para torcer el rumbo actual con los líderes de la coalición oficialista peleados entre sí y, además, sujeto a las exigencias del nuevo acuerdo con el FMI. “Cuando hay un programa con el FMI, prácticamente te convertís en un secretario de Hacienda sin ningún poder de decisión”, comentó un ex funcionario con experiencia en el tema.
El otro inconveniente es el impacto de la suba de los precios de las materias primas sobre el crecimiento económico, la inflación, las cuentas fiscales y externas, tal como admitieron el Gobierno y el FMI. Al respecto, Rice aclaró que el staff está al tanto de esta contingencia, que seguramente formará parte de las discusiones en torno de la primera revisión del acuerdo, planteada para junio próximo.
Sin embargo, el CEO del HSBC para Argentina & CEO LAM sur, Juan Marotta, destacó los pasos registrados. “En momentos de alta inestabilidad a nivel mundial, toda señal de ordenamiento en el plano financiero es auspiciosa. Al alcanzar un acuerdo de facilidades extendidas con el FMI, la Argentina evita un evento de incumplimiento de pagos, que hubiera ocasionado un mayor estrés financiero para todos los actores económicos del país. El acuerdo ayuda también a reducir presiones cambiarias y permite plantear las bases para definir un sendero de crecimiento con mayor previsibilidad para el mediano plazo”, dijo.
La advertencia de los analistas
En cambio, varios expertos locales advirtieron acerca de las dificultades para cumplir con el acuerdo, en diversos informes que circularon esta semana entre los empresarios.
La alta inflación erosionará con intensidad el poder adquisitivo de gran parte de la población, cuando el gobierno se apresta a aplicar un programa de ajuste acordado con el FMI (Abeceb).
Por un lado la consultora de Dante Sica, Abeceb, señaló en un informe para sus clientes denominado “A la guerra con riesgos de estanflación” que habrá inconvenientes para cumplir dado que “el FMI anunció que reducirá sus proyecciones de crecimiento mundial y que, además, la inflación se va a mantener alta debido al incremento del precio de la energía y de los alimentos que disparó la invasión rusa a Ucrania”.
“Se trata de un aumento de precios que se origina en empuje de costos y no en un boom de demanda. Es la peor combinación: presiones recesivas más inflación”, señalaron desde Abeceb.
“La inflación argentina de febrero fue del 4,7% y se espera algo similar o mayor en marzo. Esto erosionará con intensidad el poder adquisitivo de gran parte de la población, cuando el gobierno se apresta a aplicar un programa de ajuste acordado con el FMI”, se indicó.
Se trata de “un escenario con amenaza de estanflación como en el resto del mundo, pero con dos diferencias: las cifras de inflación y desempleo vienen aumentadas y el gobierno cuenta con menos instrumentos para manejar desequilibrios por ausencia de un Banco Central creíble y de acceso al crédito”.
De este modo, por la suba de commodities más la alta inflación, se registrará una “vejez prematura de las metas con el FMI”.
“Una aceleración de la inflación liderada por alimentos y energía es difícil de procesar políticamente. Hasta el FMI advirtió sobre probables conflictos sociales en su último comunicado. Aquí el precio de los alimentos subió 15.9% el último trimestre y los aumentos en combustibles van a impactar en marzo”
“La inflación desactualiza las metas con el FMI, particularmente las de financiamiento monetario del déficit. Si esas metas son nominales fijas –como figura en el Memorandum– la oferta de dinero y crédito se contraerá más, alimentando las fuerzas recesivas. Para compensar se podrían ‘desarmar’ Leliqs, pero nada se dijo. En cambio, si la meta es en términos del PBI, como dijo Guzmán, la oferta de dinero sube con el PBI nominal, convalidando pasivamente la inflación. Es difícil formar expectativas así”.
De los criterios para cumplir con las metas, los fiscales son los que presentan mayores desafíos, tanto por las fuertes subas de los precios de la energía importada como por las condicionalidades del propio acuerdo (Analytica).
“Si la meta de financiamiento monetario del déficit es fija, y el déficit fiscal sube en términos nominales por la inflación, mayor tendrá que ser la colocación de deuda en pesos. Como alrededor del 80% está indexada, se potencia el efecto ‘bola de nieve’ y, además, el sector público desplaza al sector privado del crédito. Además, el FMI quiere tasas de interés reales positivas, lo que potencia las fuerzas recesivas”.
“La meta fiscal acordada sufre el embate del incremento en el precio de la energía. Según los cálculos de Abeceb los subsidios energéticos subirían 0.6% del PBI aun con los aumentos ya acordados y no bajarán 0,6% como dice el Memorandum”.
“El acuerdo dice que se mantendrá el tipo de cambio real. Y si bien hay chances de que el gobierno pueda devaluar algo menos que la inflación sin perder competitividad (considerando la dinámica esperada de la inflación global y las monedas de nuestros socios comerciales), siempre está latente el riesgo de que la inflación termina acelerándose y que la depreciación requerida del tipo de cambio oficial sea mayor, lo que realimenta la inflación”.
Para el estudio ECO GO de Marina Dal Poggetto, “el programa no resuelve los grandes desequilibrios macro y micro que enfrenta el país en un mundo particularmente desafiante, pero evita la implosión e intenta empezar a desarmar gradualmente el deterioro de un Banco Central que literalmente se había quedado sin reservas netas”. Mientras que el programa incorpora una pauta de crecimiento del 4% del PBI y una inflación del 43%, ECO GO proyectó un magro 0,8% de suba del PBI y un “piso” de 60% de suba de los precios.
Por su parte, la consultora Analytica de Ricardo Delgado sostuvo que “los criterios de ejecución fiscales, monetarios y de acumulación de reservas netas son los que determinan la factibilidad de los desembolsos del FMI. De los tres, son los fiscales los que presentan mayores desafíos, tanto por las fuertes subas de los precios de la energía importada como por las condicionalidades del propio acuerdo”.
“De comparar el esfuerzo planteado por el fondo con las reservas adecuadas, tardaremos aproximadamente 5/6 años en alcanzar el valor necesario” (Alvaredo).
En esta sintonía, un informe de ACM precisó que “lograr un déficit de 2,5% del PBI parece un objetivo alcanzable aun cuando no se haga un ajuste del 0,6% del PBI en subsidios”.
“Existen gastos excepcionales por COVID y elecciones que permiten lograr la meta propuesta (aproximadamente estos son 0,99% del PBI). Además, pueden encontrarse extras en la recaudación, donde los ingresos discrecionales serían de 0,19%, 0,34% y 0,5% del PBI para un aumento del PBI nominal del 57%, 62% y 67% respectivamente”.
“Estos recursos deberían utilizarse para la reducción del déficit fiscal si es que se cumple lo pactado”.
En cambio, “por el lado monetario, lograr un financiamiento al tesoro del 1% del PBI es una meta que resulta desafiante. Esto ocurre porque implica aumentar el ahorro en pesos en una medida considerable”.
“La meta respecto de las reservas netas representa un mayor desafío, en donde la desacumulación de las mismas es un fenómeno que debe revertirse. Durante 2020 y 2021, estimamos que se perdieron aproximadamente USD 8.155 millones. Valor que se asemeja con el que debemos recuperar este año, esto es teniendo en cuenta que los USD 5.800 millones de variación positiva son respecto a USD 2.325 millones que estimó el FMI para el 31 de diciembre del 2021″.
“De comparar el esfuerzo planteado por el fondo con las reservas adecuadas, tardaremos aproximadamente 5/6 años en alcanzar el valor necesario”, indicó la consultora que dirige Javier Alvaredo.
Si el Gobierno quiere destacar el “vaso medio lleno” podría indicar que seguramente la semana próxima contará con el acuerdo que negoció lentamente; si, en cambio, se observan las condiciones políticas y económicas, no tendrá tiempo para festejar demasiado.
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