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El Gobierno cree que la inflación podría desacelerarse levemente cerca de fin de año

Hoy se conocerá el IPC de agosto, que se acercaría al 7% y al 76% en la medición interanual. Cuál es la estrategia del equipo de Massa para frenar esta inercia y buscar una reducción de la brecha cambiaria y de los precios en los próximos meses.


Por Martín Kanenguiser para Infobae (14 de septiembre del 2022)

Con la resignación de saber que los datos de inflación de agosto y septiembre se ubicarán por encima del 6%, el equipo económico buscará profundizar las señales de ordenamiento fiscal y la suba de las tasas de interés para lograr que el índice de precios se desacelere y ronde el 5% mensual en el último trimestre del 2022.

Antes de que baje el IPC, las autoridades económicas esperan que se reduzca más la brecha cambiaria. Un primer paso sería colocarla en el 70%, tal como se ubicaba en los meses previos a la crisis, un nivel muy alto y todavía distorsivo, pero alcanzable como transición de cara al 2023.

Cabe recordar que el Indec dará a conocer hoy el dato de la inflación de agosto, que rondaría el 7%, por lo que habrá acumulado cerca del 76% en el último año, el segundo índice más alto de América latina detrás de Venezuela.

Fuentes oficiales afirmaron que, tal como lo explicó el ministro Sergio Massa frente a la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, Economía buscará mantener una serie de condiciones para estabilizar la economía, tal como lo expresó Janet Yellen en su reunión con el ministro argentino. Al respecto, una fuente del Departamento del Tesoro indicó a Infobae tras el encuentro que “la Secretaria Yellen se presentó en una reunión con el Ministro de Economía de Argentina, Sergio Massa, en el Departamento del Tesoro. La Secretaria alentó al Ministro de Economía Massa a implementar las reformas necesarias para reconstruir la credibilidad, estabilizar los mercados y sentar las bases para un crecimiento sostenible”. En Washington reafirmaron a Infobae que el FMI prefiere dejar de lado algunos desvíos técnicos y darle tiempo a Massa, al considerar que el nuevo ministro “habla el mismo lenguaje” que el organismo multilateral, tal como lo indicó la propia Georgieva al destacar a Massa como un socio con el cual puede trabajar”.

Estos pilares son:

-Mantener el ajuste fiscal, con más recortes “quirúrgicos” sobre el gasto público y también con la presión tributaria en alto por el anticipo extraordinario de Ganancias y la presión de la Aduana sobre maniobras fraudulentas del comercio exterior. Para más adelante quedaría la implementación del acuerdo entre la AFIP y su par norteamericano (IRS) para lograr el intercambio automático de información fiscal, que permitiría dar una lucha más efectiva contra la evasión; no se pudo llevar el acuerdo técnico a un plano político, pero se logró que el FMI destacara el esfuerzo del Gobierno en este sentido y en Economía creen que se podría implementar en 2023 una vez que se rubrique el pacto entre ambas cancillerías. El Tesoro no dijo una palabra al respecto.

Sergio Massa volverá este jueves a Diputados pero como ministro para presentar el presupuesto 2023
REUTERS/Agustin Marcarian

Por esta razón, Massa le reiteró a Georgieva que cumplirá con las metas de déficit fiscal del 2,5% del PBI para este año y del 1,9% para el próximo, como reza el acuerdo firmado en marzo pasado. Esta búsqueda de la “consolidación fiscal” se reflejará en el presupuesto 2023 que Massa presentará el jueves al Congreso de la Nación.

-Profundizar la política de acumulación de las reservas internacionales del Banco Central: el equipo económico cree que, una vez lograda la liquidación de USD 5000 millones del agro comprometida para este mes, el Gobierno podrá despejar todavía más las expectativas de una fuerte devaluación del tipo de cambio oficial y por lo tanto colaborar con una menor presión inflacionaria. Al respecto, los funcionarios entienden que se podrá mantener un saldo positivo para seguir acumulando reservas luego de que a fin de mes se termine el nuevo “dólar soja”. Frente a los rumores sobre la posibilidad de extenderlo más allá de septiembre –descartada en on the récord por el secretario de Agricultura, Juan José Bahillo- el equipo económico cree que sería una mala señal en términos cambiarios y productivos. En cambio, destacan que la emisión monetaria generada por este esquema transitorio será “controlable”, tal como lo manifestó también el ex vicepresidente del BCRA del gobierno de Macri, Lucas Llach.

-Mantener la estrategia de suba de las tasas de interés del Banco Central: posiblemente el organismo que conduce Miguel Pesce decida este jueves otro incremento de la tasa luego de que se conozca el IPC de agosto, para mantener los rendimientos en pesos en un terreno entre neutro y positivo, en sintonía con lo acordado con el FMI y destacado por Georgieva en su comunicado posterior a la reunión con Massa en Washington. Así, en términos efectivos, el rendimiento se ubicaría cerca del 100%. El equipo económico sabe que, como suele ocurrir, hay un período de rezago hasta que el endurecimiento de la política monetaria tiene efecto sobre la inflación y, a la vez, reconoce el trade off entre esta decisión y su efecto de enfriamiento en el nivel de actividad económica. Sin embargo, cerca del ministro destacan que siempre es preferible estabilizar la macro y hacer un ajuste ordenado antes de que el mercado lo lleve adelante, con consecuencias mucho más negativas tanto para el nivel de precios como para el nivel de actividad, como se observó con la desordenada renuncia del ministro Martín Guzmán a principios de julio.

El presidente del banco central de Argentina (BCRA), Miguel Pesce
REUTERS/Agustin Marcarian

-Aceleración del esquema de “crawling peg” en el mercado cambiario oficial, tal como quedó evidenciado este mes con la nueva estrategia del BCRA y Economía para llevar la tasa de devaluación lo más cerca posible al ritmo de la inflación. En este plano, las autoridades saben que deben manejarse en un delicado equilibrio entre evitar una situación de atraso cambiario y, a la vez, no echar más combustible sobre el IPC con una depreciación demasiado acelerada.

Todas estas medidas deberían generar un “ancla” para que los precios no se aceleren más en forma mensual. Economía reconoce que la inercia es muy fuerte y por eso apuesta a que recién a partir de octubre el número mensual del IPC sea menor al 6% y se consolide en torno del 5% en el último bimestre del año. En el Palacio de Hacienda admiten que no se trata de un buen resultado, sino del mejor que creen que pueden lograr en 2022: frenar el sendero que muchos analistas creían que podía llevar a una inflación de dos dígitos mensuales e inclusive a una potencial hiperinflación a principios del año próximo.

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