La relación con el FMI
Esta relación con el FMI le permite a Moody’s mantener una nota baja (CA) en su ranking, pero con “perspectiva estable”. Sin embargo, el experto dijo que “pese a esta colaboración vemos muchos riesgos al programa porque se siguen acumulando desequilibrios, sobre todo por los múltiples tipos de cambio que limitan los ajustes que se necesitan”.
En este sentido, consideró que “el ajuste fiscal puede ser más débil que lo esperado” mientras el Gobierno postergue, posiblemente hasta después de las elecciones del 2023, un cambio sustantivo en el mercado cambiario.
Por este motivo, consideró que la medida que más ayudaría a cambiar el panorama es una “unificación del mercado cambiario”, un objetivo que el presidente Alberto Fernández aseguró que tratará de lograr en 2023, pese al calendario electoral.
“El tipo de cambio real de la Argentina se ha apreciado respecto del resto de América latina, que devaluó entre el 5 al 10 por ciento, y en la Argentina se apreció 30 por ciento”, precisó.
“Una unificación cambiaria generará más inflación en forma inicial y luego debería bajar en forma rápida si se mantiene el ajuste y el gobierno no se asusta”, aclaró.
De todos modos consideró “improbable que se dé un ajuste del tipo de cambio antes de las elecciones por el costo que implica”.
Además, el analista de Moody’s advirtió que “hay un pico en las amortizaciones de deuda doméstica entre julio y agosto del 2023 antes de las elecciones primarias”.
Posibles complicaciones
“El panorama es bastante complicado para 2023, con más riesgos de los que está comunicando el FMI para la estabilidad macroeconómica”, aclaró.
Por otra parte, consideró que el impacto de la puesta en marcha del gasoducto Néstor Kirchner a Vaca Muerta tendrá un impacto positivo sobre el la demanda de dólares para importaciones de energía, al igual que si el Gobierno logra “renegociar el precio del gas con Bolivia y Brasil”.
Ante este escenario, afirmó: “No vemos un evento disruptivo en los próximos meses, pero sí más riesgos y la evolución dependerá del nivel de reservas si se mantiene la sequía”.
En cuanto a la necesidad de renegociar la deuda en dólares y en pesos, dijo que en el caso de la denominada en divisas, “puede ser que se necesite a fines de 2024 o 2025 algún tipo de reestructuración”.
“El actual programa del FMI solo permite el roll over y se requerirá más financiamiento neto desde la segunda mitad del 2024 y en 2025. La expectativa es que haya una reestructuración en dólares o default”, indicó.