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Guzmán y una prueba de fuego en Washington

El ministro de Economía afronta horas decisivas en el marco de sus reuniones con el Fondo Monetario Internacional. Hay confianza en el Gobierno de que logre cerrar un acuerdo, pero los expertos creen que la carrera será larga y llena de obstáculos. Además, la discusión en el Congreso será otro dilema aparte.

Artículo original publicado por Martín Kanenguiser en Infobae

Ni tan lejos, ni tan cerca. Ante el grupo reducido de acreedores privados que aceptó acercarse al consulado argentino en Nueva York, el ministro Martín Guzmán aseguró que la sintonía con el staff técnico del Fondo Monetario Internacional (FMI) es muy buena, pero no quiso brindar certezas sobre el cierre de la negociación.

Entre otras cuestiones, porque el ministro y su equipo creen que no será sencillo pasar con éxito este acuerdo por el Congreso Nacional en un año electoral, una premisa que se autoimpuso el Gobierno por ley. “Si vamos al Congreso es para sacar este acuerdo con un amplio respaldo, no por un par de votos”, señaló a Infobae una calificada fuente oficial.

A su vez, fuentes que participaron del encuentro en Manhattan indicaron a Infobae que el ministro brindó algunas certezas que el mercado esperaba, aunque lo hizo ante algunos ejecutivos y analistas optimistas, en lugar de tratar de convencer a los que se muestran más escépticos en torno de la situación de la Argentina.

“La gente salió con cierto optimismo del encuentro, aunque no hayamos estado de acuerdo con todo lo que dijo. Es obvio que hay una muy buena relación con el staff del FMI y que puede haber avances esta semana”, indicó uno de los ejecutivos presentes en esa reunión, que se realizó luego de la queja de uno de los dos grupos grandes que participaron del canje de la deuda en 2020.

Tras una modesta reunión en Nueva York, en la que no logró torcer el escepticismo del mercado, el ministro de Economía apuesta a sus encuentros con el organismo de crédito, pero sabe que tampoco enfrentará un panorama fácil en el Congreso para aprobar el acuerdo

Desde esa ciudad, el ex subdirector del FMI para el Hemisferio Occidental, Claudio Loser, dijo a Infobae que “acá se piensa que el acuerdo se va a demorar hasta después de las elecciones; en el FMI está esa percepción e incluso en los mercados financieros; la impresión es que, con la campaña, quizás sea mejor esperar”.

De inmediato, el economista argentino opinó que esta estrategia “es un error, porque si bien el precio de la soja subió, lo cual como siempre saca a la argentina de los problemas, quizás la gente se puede poner nerviosa porque pensarán que las políticas pueden ser demasiado proselitistas”.

En cambio, consideró que “el FMI no quiere esperar; pienso que va a querer acordar, pero debe haber un plan”, tal como lo reclamó la propia directora gerente del organismo, Kristalina Georgieva.

“Siempre hubo diálogo, pero sin demasiadas definiciones”, agregó Loser. El riesgo de esperar acotó, es que “si se demora porque falta un plan, bajarán todavía más las inversiones y aumentará el riesgo de corto plazo sobre si el país puede pagarle o no al FMI”.

En términos de prioridades durante la negociación, explicó, “el FMI siempre se va a fijar en el déficit fiscal, no necesariamente para reducirlo en el corto plazo, pero sí en su trayectoria”.

También, por supuesto, en el exceso de emisión monetaria, ya que el Fondo considera que hay un exceso que, si bien se justificó durante la pandemia, debe ser controlado. “Sacando a Venezuela, Argentina tiene la inflación más alta de la región”, dijo Loser. En materia cambiaria, el “FMI pedirá que se simplifique el sistema, dejando solamente un mercado comercial y otro financiero”.

Dado que lo que busca la Argentina para refinanciar el pago de su deuda de USD 45.000 millones contraída en el gobierno de Mauricio Macri es un acuerdo de facilidades extendidas de 10 años (EFF según su sigla en inglés), también se incluirán reformas estructurales, como suele ocurrir en este tipo de programas. “Por eso creo que también pedirá alguna reforma para las jubilaciones, hacia adelante”, indicó Loser.

Por su parte, Héctor Torres, ex representante argentino ante el Fondo, admitió que percibe “perplejidad en el FMI sobre las señales contradictorias que salen de Buenos Aires, particularmente desde el seno del espacio político del gobierno”.

“El FMI está listo para avanzar en la negociación de un EFF y estoy seguro de que les hubiera gustado que la negociación estuviera ya mucho más avanzada, pero son conscientes de que es el gobierno argentino quien maneja los tiempos”, dijo Torres a Infobae.

“Hay dos temas que seguramente querrán escuchar de Guzmán: ¿Cuenta con el apoyo de su propio espacio político para negociar un programa concebido para facilitar reformas estructurales? ¿Cómo hará para lograr los consensos políticos necesarios para darle credibilidad a compromisos que necesariamente tendrá que cumplir el próximo gobierno?”, adelantó.

Además, indicó que hay “preocupación en el FMI; sin un acuerdo con el Fondo, la economía argentina seguirá afectada por una gran incertidumbre que malogra el esfuerzo de haber reestructurado la deuda con los acreedores privados”.

“Mientras sigamos sin acceso al mercado privado de capitales, no habrá inversiones productivas y seguiremos dependiendo del FMI, y, por ende, del favor político de sus principales accionistas. A esto se agrega que, en un mundo tan polarizado, es muy incómodo depender financieramente de Washington, pero comercialmente de Beijing”, concluyó Torres.

Parte de estas incógnitas se develarán esta semana tras las reuniones entre Guzmán, el staff y Georgieva planeadas para el martes 23 de marzo. El ministro ya tiene sus apuntes por escrito, no logró revertir la desconfianza de Wall Street –reflejada en el alto riesgo país– y ahora busca convencer al ambiente de los organismos en Washington que no solo tiene buenas intenciones, sino también espalda política para cumplir con sus promesas de moderación fiscal. Habrá que ver si esto le alcanza, al menos, para regresar a Buenos Aires con una declaración de apoyo del organismo multilateral que calme ciertas tensiones internas y externas. Si no consigue la medalla de oro, al menos intentará quedar en el podio.

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