Artículo original publicado por Martín Kanenguiser en Infobae
En tiempos de vacas flacas, entre la recesión y la inflación, las pequeñas y medianas empresas apuestan a financiarse como pueden a la espera de una recuperación económica sostenida.
Uno de los instrumentos que tienen a mano es la factura de crédito electrónica, que avanza lentamente, con más apoyos que reparos, aunque con varios detalles por mejorar, según las entidades que representan a las empresas. Fuentes de las pyme y de los bancos coincidieron en destacar en diálogo con Infobae que la fuerte inflación, las dificultades para acceder al crédito y la complejidad del mercado de capitales complican el financiamiento de las empresas más pequeñas.
Desde el 1° de abril entró en vigencia -para las facturas emitidas a partir de esa fecha- el nuevo régimen de Factura de Crédito Electrónica (FCE), que puso en marcha el Sistema de Circulación Abierta, autorizado por la Secretaría de la Pequeña y Mediana Empresa y los Emprendedores del Ministerio de Desarrollo Productivo. El mismo “establece que una micro, pequeña o mediana empresa está obligada a emitir este comprobante en todas las operaciones comerciales que realiza con una empresa grande (de un listado público), siempre que el monto total sea igual o superior a $195.698″.
Cuando una MiPyME emite una FCE a una gran empresa, puede optar por transferirla a un Agente de Depósito Colectivo para su negociación en el Mercado de Capitales (opción tradicional) o al Sistema de Circulación Abierta para su endoso, cesión, aval, descuento o depósito en el Sistema Bancario. (nueva opción en el Home Banking). La medida se trabajó en forma conjunta entre la AFIP, el Banco Central, la Comisión Nacional de Valores y el Ministerio de Desarrollo Productivo.
Según los datos oficiales, entre enero y marzo de 2021, se emitieron en promedio mensual 580.000 FCE por $631 mil millones pero solo se negociaron 323 por mes con $840 millones en promedio, es decir, el 0.06% de las FCE emitidas. “Esta semana se produjeron los primeros débitos automáticos al vencimiento de numerosas FCE, lo cual significa que el pago fue respetado en la fecha acordada entre la Mipyme y la Empresa Grande. Para que esto suceda, deben estar informadas en el Home Banking el CBU de pago como el de cobro de aquellas facturas enviadas al Sistema de Circulación Abierta”, indicó la Sepyme.
Al respecto, Daniel Calzetta de la Cámara Argentina de Comercio (CAC) dijo que “seguramente mejoraron los términos de pago porque las empresas grandes están pagando a los 30 días”.
“La nueva versión de la factura de crédito, que es la tercera porque las anteriores fracasaron, ahora funciona porque es menos engorrosa; a las pyme les sirve como instrumento de crédito y porque mejora las condiciones de pago”, resaltó.
Además, “el Banco Central y la AFIP y el Ministerio de Desarrollo Productivo habilitaron un mecanismo más ágil que a través del mercado bursátil, porque se permite descontarla directamente a través de tu banco; el emisor solo tiene que comunicar el CBU y listo”.
“Como todo instrumento de crédito, tiene que haber menos inflación para que se fortalezca. Si eso ocurre, va a funcionar bien”, opinó Calzetta. Y, de inmediato, aclaró: “El problema son los regímenes de retención, porque la Nación fijó unas pautas, pero algunas provincias adhirieron y otras no. La realidad es que no debería haber ninguna, retención, pero no lo veo factible; la comisión arbitral está trabajando para armonizar, para que haya una única retención y eso ayudaría muchísimo, pero después cada una de las jurisdicciones debería adherir”.
“Estos regímenes de retención y percepción son un desaliento para el comercio y para la formalización de la economía”, explicó el directivo de la CAC.
Desde CAME, Pedro Cascales sostuvo: “Siempre pensé que era una buena herramienta, aunque al principio muchas grandes empresas se resistieron”. De todos modos, admitió que “se usa poco porque todavía se desconoce cómo es el sistema y hay muchas empresas pyme que no venden a grandes empresas, y hay un monto mínimo, de 140 mil pesos, al que no todas las empresas llegan. Por ejemplo, una ferretería o alguien que fabrique barbijos. Podría ponerse un piso menor, de 50 mil pesos. Y los bancos deberían entender que, si no participan, se quedarán afuera”.
En esta sintonía, el economista Damián Di Pace afirmó que el descuento de una factura electrónica “la pueden usar las pyme que le venden a las grandes empresas, pero no todas están en ese sistema”.
“Lo que se genera como dificultad es por la dilación en la rueda de pago, entre sectores críticos y no críticos, más allá del instrumento utilizado: hay un ingreso sobre un stock vendido que no se puede renovar y eso complica la operatoria”, contó Di Pace.
A su vez, “los bancos tienen tasas que en muchos casos pueden a ser convenientes, pero hay poco fondeo para compensar el pago de una cuenta corriente o la compra de insumos; las empresas están más bien orientadas a la compra de bienes de capital, pero en ese caso prefieren usar su capacidad instalada, porque los números no son tan alentadores”, agregó el economista.
“El tema del financiamiento es la quinta preocupación entre las pyme”, detectó un sondeo de opinión de la consultora que dirige Di Pace.
Por su parte, el presidente del Departamento de Pyme de la Unión Industrial Argentina (UIA), Francisco Abramovich, consideró que “desde la perspectiva pyme el sistema en general es muy útil. Los cambios que se introdujeron en abril apuntaban a bajarle barrearas a la entrada al sistema. Y en ese sentido se plantearon modificaciones que son interesantes, pero cuyos efectos no terminamos de ver, ya que le falta más tiempo de rodaje”.
En términos operativos, “está funcionando; mantenemos el diálogo con la Secretaría Pyme por dificultades que van apareciendo, o antes de que aparezcan para que se vayan solucionando”.
“Los problemas de la Factura de Crédito Electrónica son parecidos a los del financiamiento de las pyme a nivel histórico: tienen un bajo nivel de uso del mercado de capitales. En 2017/2018 se hizo un estudio y la gran mayoría, más del 90%, como lo más sofisticado, usaban el cheque diferido; es decir, no hay uso de Obligaciones Negociables, ni de acciones, ni estructuras financieras más complejas”, se lamentó.
Esto se debe a “una mezcla de desconocimiento; el dueño de la empresa es el único que se encarga del tema. Por el lado de la demanda, la incertidumbre macro del país, la inflación y otros problemas hace difícil la canalización del ahorro en la inversión productiva”.
“Cuando apareció la factura electrónica, la mayor parte de las empresas todavía no entiende que esto se puede transferir, como si fuera un cheque, en el mercado de capitales. Ese es el primer límite. La falta de interés es la falta de incentivos financieros, porque para la empresa habría que mejorar las tasas de interés muy convenientes, algo que no pasó hasta el momento. En cambio, se difundió mucho el e-cheque durante la pandemia”, aclaró.
Presión tributaria
Por otro lado, en sintonía con sus pares, Abramovich dijo que los aspectos tributarios frenan su crecimiento, “porque la factura está sujeta a los mismos impuestos que otra factura y no debería ser así, porque le saca poder como instrumento de financiamiento. Eso lo debilita mucho, de acuerdo con el impuesto que se cobre en cada provincia; el trabajo debería ser armonizar el tratamiento impositivo y generar incentivos del lado de la tasa y generar otros para que los compradores no sean solo los inversores institucionales”.
Por otra parte, indicó que “las empresas debían tener sus sistemas adaptados, como nos avisó la Sepyme, aunque no todas llegaron a adaptar sus sistemas, pero se fueron adaptando con el correr de los días. Pero muchas no tienen en claro el beneficio y por eso les cuesta asumir el costo”.
“Fue clave el diálogo con Sepyme y de ellos con AFIP y el Banco Central para dar alerta temprana sobre los problemas que surgen con los cambios. Los cambios son importantes porque lo que se buscó es bajarle las barreras a la entrada, ya que uno puede descontarla directamente desde el homebanking del banco desde el que opera habitualmente, a diferencia de antes que había que ir al mercado de capitales”, destacó Abramovich.
Además, “la factura así es un título ejecutivo más fuerte, dado que la fecha de vencimiento pasa a ser completamente efectiva y se creó una central de deudores única de facturas de crédito y se implementó este sistema de débito automático de las facturas que podría permitir una efectividad mayor del instrumento”, concluyó el dirigente industrial.
Los bancos se suman
Entre los bancos, el interés va creciendo, lentamente. En el Galicia detallaron que las transacciones con este instrumento llegaron a $371.637 millones mensuales, con 342.045 Facturas. Esto involucró a 1.360 Grandes empresas y 180.000 MiPyme proveedoras. “Estimamos que a medida que se vaya dando a conocer el producto y su beneficio, el mercado va a ir creciendo”, afirmaron las fuentes.
Desde el BBVA contaron que “el sistema está funcionando, aunque todavía el uso no es significativo y tiene a ir incrementando los flujos. Nos encontramos en el primer mes de puesta en funcionamiento”.
“La emisión sigue siendo potestad de AFIP, pero en una etapa próxima BBVA Net Cash permitirá realizar otras operaciones, como transferencia de la factura, ya sea nominal o para negociación, con la posibilidad tanto de aceptarlas como de denegarlas. A su vez, ante la solicitud por parte del deudor, se podrá hacer la devolución. Otras dos funciones habilitadas serán las notificaciones y la emisión del CAL”, indicaron.
Desde el Banco Nación se explicó que “el sistema de circulación abierto permite a la pyme tener la opción de direccionar la factura de crédito electrónico hacia los bancos. En primer lugar, implica la ventaja de poder cobrar la Factura de Crédito Electrónica al vencimiento mediante débito directo gestionado por el banco. Pero, además, ofrece otras funcionalidades, como la negociación de esa factura”, indicaron.
Dada que su implementación es reciente, “estamos transcurriendo un estadio de continuo desarrollo y mejoras de los sistemas asociados. Esta modalidad de financiación será complementaria a otras líneas de descuento como las que involucran al cheque electrónico, poniendo a disposición de la Mipyme un completo abanico financiero para apalancar su giro comercial y productivo”, precisaron en el banco que preside Eduardo Hecker.
En tanto, desde el Itaú contaron que “si bien este instrumento de financiación no es el más utilizado por nuestros clientes y el mercado en general, observamos que tiene un potencial enorme y cuenta de ello da la creación por parte del gobierno del Sistema de Circulación Abierta, lo que les otorga a las facturas prácticamente las mismas funcionalidades y alcance digital de un E-cheq”.
De todos modos, aclararon que “el universo de cheques, (Físicos y E-Cheq) continúa siendo el instrumento de financiación de corto plazo más utilizado por las Pyme”.
En el Santander explicaron que el año pasado operaron con cinco grandes empresas pagadoras y unos 40 proveedores MiPyme vinculadas, a los que se les descontaron las facturas recibidas en 332 operaciones por un total de $629 millones. A partir del cambio de abril, la entidad está “recibiendo consultas desde el lado de las grandes empresas pagadoras (petroleras, consumo masivo y otras) y también de los MiPyme proveedoras, que están interesadas en tener el seguimiento y visualización de sus FCE por pagar o por cobrar, según sea la gran empresa o su proveedor”.
Por su parte, el Banco Provincia informó que el sistema “ya cuenta con más de 2.500 empresas adheridas y les brinda a las pymes proveedoras de grandes empresas tranquilidad y seguridad en sus operaciones, a partir de un proceso de compensación interbancaria cuando la factura llega a su vencimiento”. A la vez, “ofrecerá acceso a mayores alternativas de financiamiento a partir de su descuento”, destacaron desde la entidad que preside Juan Cuatrommo.
En el Banco Central explicaron que “esa factura se puede descargar en un banco o venderla en el mercado de capitales y las pyme obtienen un financiamiento más barato que si emiten un cheque”.
“La factura conformada equivale a un cheque, por la posibilidad de pedir la ejecución judicial y el emisor de esa deuda deja de ser la pyme para ser la empresa que emitió la factura. Eso debería bajar la tasa de descuento a las pyme”, destacaron.
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