Artículo original publicado por Martín Kanenguiser en Infobae
La inflación terminó en mayo cerca del 3,8% y ya acumula casi un 22% en los primeros cinco meses del año y un 45% en el último año, según las consultoras privadas que miden los precios en forma regular.
El pronóstico de las consultoras fue convalidado por una fuente oficial, que anticipó que se prevé un resultado levemente más tranquilo que el 4,1% de abril y consideró que la suba de precios ya dejó atrás su peor parte, aunque se estabilizó en un piso alto, por encima del 3 por ciento mensual.
En particular, afirmó que los precios regulados deberían mostrar una desaceleración en los próximos meses y que la gran batalla se jugará en la efectividad que tengan los controles de precios en los alimentos. En este sentido, admitió que en junio habrá un impacto por el paro del campo en la comercialización de la carne, como respuesta a la decisión del Gobierno de prohibir temporalmente las exportaciones.
Por otro lado, la fuente oficial afirmó a Infobae que el confinamiento de fines de las últimas semanas tuvo un efecto neutral sobre la variación de precios, a diferencia de los que diagnosticó el Banco Central. Entre las consultoras, la dispersión en los resultados preliminares del mes pasado resultó bastante alta, del 4,7% registrado por la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) para la Ciudad de Buenos Aires hasta el 3,2% del estudio Ferreres & Asociados.
En lo que no difieren demasiado es en la proyección anual, ya que consideran que cerrará en torno del 47 por ciento, frente al 29% fijado por el Ministerio de Economía en el presupuesto nacional.
El resultado de mayo se ubica por debajo del 4,1% registrado en abril, pero hay que tomar en cuenta que sigue lejos del promedio mensual deseado por el Gobierno, ya que oscila entre el 3,5 y el 4 por ciento, aunque los analistas siguen pensando que puede desacelerarse en los próximos meses.
Y llama más la atención porque el mes pasado el tipo de cambio oficial se deslizó poco, por lo que los economistas atribuyen el resultado a la inercia inflacionaria por la política fiscal y monetaria del año pasado. Si bien en la primera parte de este año se moderó el déficit -producto del ajuste en las jubilaciones y de la gran suba de ingresos por el agro y del nuevo impuesto a la riqueza- los economistas creen que el segundo semestre habrá más emisión monetaria como producto de la pandemia y de la campaña electoral.
Al respecto, el vaso medio lleno que observan en el Gobierno es que no se disparará por encima del 50 por ciento, como ocurrió en 2019 (aunque en aquel momento la mayoría de los precios estaban liberados).
La inflación del mes pasado para FIEL fue del 4,7% para CABA; Eco Go, el estudio de Marina Dal Poggetto que alcanzó el primer puesto en términos de aciertos del 2020 según FocusEconomics, el 4,2%; Analytica 3,8%; ACM el 3,7%; Ecolatina 3,4% y el estudio Ferreres el 3,3 por ciento.
Federico Moll de Ecolatina sostuvo que “el 3,4% fue algo menor que lo que veíamos en la primera quincena de mayo; alimentos también desaceleró, pero hay algunas señales de alerta: la carne creció en la última semana; el consumo masivo creció en torno del 3%, tras el freno del 2020, aunque la inflación acumulada es mucho menor que en el resto del IPC, por lo que cabe esperar que haya algo por recomponer”.
“La realidad es que las empresas de consumo masivo cumplieron con el programa de Precios Máximos durante una buena parte del proceso y los aumentos fueron muy bajos”, indicó.
Más allá de este sector, consideró que “en líneas generales hay una inflación que está entre el 3 y el 4 por ciento mensual en forma bastante homogénea; además, se está dando algo curioso, porque si uno observa la relación entre inflación, tipo de cambio y salarios, en la historia reciente se veía que la inflación siempre corría por el medio de estas tres variables, pero ahora eso se está rompiendo, ya que la inflación se está acelerando más que el tipo de cambio y que los salarios, lo cual es casi el peor de los mundos, porque se pierde competitividad externa y poder adquisitivo al mismo tiempo, algo que no suele suceder”.
La inflación está acelerando más que el tipo de cambio y que los salarios, lo cual es casi el peor de los mundos, porque el país pierde competitividad externa y poder adquisitivo al mismo tiempo (Federico Moll de Ecolatina)
“Esperamos que, aunque la inflación desacelere en los próximos meses por el ancla cambiaria, será muy forzada y los desequilibrios acumulados deberán corregirse al menos parcialmente, por lo que posiblemente volverá a subir en el futuro. Creemos que en 2022, con un escenario electoral, los precios volverán a moverse más rápidamente en materia de tarifas, consumo masivo y otras variables que hacen pensar en una nominalidad que será muy compleja y no muestra señales de desaceleración”, explicó Moll.
Cynthia Moskovits de FIEL explicó que “el IPC para CABA finalmente dio 4,7% para mayo. Si el IPC nacional está en 4.3%, entonces el año llevaría acumulado 22.6% y cerraría en torno de 50%. Eso implica una desaceleración en los próximos meses que, en promedio ubica a la inflación algo por debajo del 3%. La justificación más importante de esta desaceleración es un crawling muy bajo del tipo de cambio. Es un escenario optimista (en cuanto a inflación), probablemente”.
El estudio Ferreres que dirige Fausto Spotorno indicó que “la inflación de mayo fue de 3,3% mensual y registró un crecimiento interanual de 43,8%”. Por otra parte, “la inflación núcleo avanzó a un ritmo mensual de 3,0%, marcando un aumento de 45,8% anual. La inflación general acumulada fue de 19,8% este año”.
En cuanto a los principales rubros, “Indumentaria encabezó las subas del mes, registrando un alza de 6,2% mensual. Por su parte, Transporte y comunicaciones lo hizo en 5% mensual, mientras que Salud avanzó 4,4% mensual. Con relación a la medición núcleo, ésta arrojó una variación del 3% y en términos anuales registró una suba del 45,8%. En cuanto a los bienes y servicios regulados, éstos registraron una variación de 3,6% mensual, mientras que los estacionales subieron 4,8% mensual”, indicó el relevamiento del mencionado estudio..
En tanto, Claudio Caprarulo de Analytica, que logró el segundo lugar en este ránking, indicó que “la inflación cerró en 3,8% en mayo, traccionada principalmente por aumentos en las tarifas de electricidad, combustibles y prepagas, y los bienes con estacionalidad”.
“El resto de los bienes y servicios hicieron de ancla para que finalmente la inflación comience a converger a una menor tasa de aumento, llevando a que el IPC vuelva a ubicarse por debajo del 4%”, indicó.
Al respecto, enfatizó que “el atraso en el tipo de cambio que lleva adelante el gobierno desde marzo, en mayo la devaluación fue de 1,3%, y la política de absorción de liquidez tanto del Central como del Tesoro empieza a mostrar resultados”.
En tanto, Juan Pablo Iorio de ACM explicó que “los rubros que traccionaron fundamentalmente fueron los alimentos que continúan con alzas considerables y, por otro lado, el alza en combustibles, prepagas y tarifas”.
“Sumado a esto, la suba en las empleadas de casas particulares habría acelerado marginalmente los costos de la vivienda. Finalmente, para los próximos meses esperamos que la inflación se desacelere a medida que impacte el efecto rezagado de la menor emisión en el primer cuatrimestre, como también la apreciación cambiaria”, indicó. En este sentido, “diversos ajustes de precios relativos impactaron en la inflación de estos primeros cinco meses, los cuales se esperan que mermen en los próximos meses”.
“De cara a fin de año, podría acelerarse la inflación nuevamente ante la mayor emisión asociada a la estacionalidad del gasto público, como también a la dinámica insostenible de la actual apreciación cambiaria”, concluyó.
Por su parte, C&T Asesores Económicos indicó que “el relevamiento de precios minoristas para GBA arrojó un alza mensual de 3,3% en mayo, menor que el 3,6% de abril, pero superior al 1,6% de mayo 2020. Así, la variación de doce meses trepó a 45,3 por ciento”.
“Salud, y transporte y comunicaciones crecieron algo por encima del 4%. En salud pesaron tanto los medicamentos como el aumento autorizado a las prepagas. En transporte se destacaron los combustibles, los vehículos y en la CABA, los peajes, el subte y los taxis”, detalló Camilo Tiscornia.
“Los alimentos y bebidas subieron algo menos de 4%, contenidos en parte por bajas en frutas y verduras; en tanto, la vivienda recogió el efecto del ajuste en las tarifas de electricidad”, concluyó.
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