Artículo publicado por Martín Kanenguiser para Infobae (27 de junio)
Se pueden observar las cifras, pero también mirar las calles de la mayoría de los barrios porteños: la pobreza y la indigencia aumentaron en el primer trimestre del año.
Con una inflación galopante a nivel nacional, el dato seguramente anticipe la tendencia de las cifras de pobreza del primer semestre que informa al Indec. De hecho, la UTDT anticipó que posiblemente este período termine en el 43%.
De hecho, en el primer trimestre del 2022 la inflación porteña había acumulado un 14,6% entre enero y marzo y en un año el 54%, mientras que en el mismo período de este año esas cifras se elevaron al 21,8% y al 105%, respectivamente.
A la vez, según la Encuesta Trimestral de Ocupación e Ingresos (ETOI), de la Dirección General de Estadística y Censos del GCBA, aumentó el porcentaje de personas consideradas de clase media y bajó el de los sectores acomodados en los primeros 3 meses del año.
Y si bien los ingresos aumentaron en términos reales, exhibieron una importante caída real por la suba de los precios al consumidor. También se expandió el empleo y bajó la desocupación abierta en la ciudad.
Según la dirección que conduce José Donati, “en el primer trimestre de 2023, el empleo sigue expandiéndose mientras que la actividad permanece prácticamente sin cambios”.
“En consecuencia, la tasa de desocupación se contrae (6,4% de la población activa, unas 109.000 personas que buscan una ocupación y están disponibles para empezar a trabajar pero no la consiguen).
En paralelo, “los ingresos laborales crecen (83,5%) y los ingresos no laborales también aumentan, aunque por debajo de los laborales (74,7%), traccionados por los incrementos en las jubilaciones y pensiones”.
Por la inflación, “el ingreso total familiar se expande (85,3%), muy por debajo de los precios (102,8% - IPCBA)”.
A raíz de esta brecha, “la pobreza en el primer trimestre de 2023, resulta levemente superior a la del mismo período de 2022″. También aumentó “la precariedad entre la población asalariada (27,4%) y la subocupación se mantiene (9,6%, unas 163.000 personas)”.
“En el primer trimestre de 2023, la pobreza se ubica en 15,8% de los hogares (213.000 hogares) y 21,8% de las personas (673.000 personas), guarismos levemente superiores a los del mismo período del año anterior”, indicó el informe.
“Se destaca el cambio en la composición de la pobreza, pasando unas 77.000 personas a la indigencia. Cerca del 35% de los hogares en condición de pobreza no cuentan con ingresos suficientes para cubrir los gastos de alimentación. La indigencia alcanza en el primer trimestre de 2023 al 5,5% de los hogares (74.000 hogares) y al 8,4% de las personas (259.000 personas)”, precisó.
“Algunos grupos resultan más impactados por la pobreza que otros. Cabe destacar a los hogares encabezados por mujeres (donde la incidencia de la pobreza es de 18,3%, frente a 13,3% con jefe varón), por una persona desocupada (más que triplican la incidencia del total), o por una ocupada en servicio doméstico (53,4%)”, indicó.
En particular, impactó más “a los hogares que están ubicados en la zona Sur (29,7%) y a los que tienen niños y niñas de menos de 14 años (27%), estos últimos con incidencias de la pobreza y de la indigencia crecientes con el número de niños y niñas en el hogar”.
En cambio, “la porción de hogares con presencia de adultos mayores que están en situación de pobreza está por debajo del promedio (12,4%) y se reduce con la cantidad de personas mayores de 65 años en el hogar, producto de la amplia cobertura jubilatoria que garantiza un mínimo de ingresos”.
“Se destaca que el 27,5% de los niños, niñas y adolescentes (0-17 años) residen en hogares en condición de pobreza (122.000 personas). El ingreso per cápita familiar de los hogares en condición de indigencia es de $15.741 y el de los que padecen pobreza no indigente es de $42.228″.
“En promedio, se requeriría transferir $59.928 a los hogares en situación de pobreza para que salgan de esa condición. Esa brecha de ingresos representa, siempre en promedio, el 37,3% de los ingresos de esos hogares”, afirmó el análisis.
“Los hogares en condición de pobreza tienen 3,2 miembros en promedio, por encima del 2,3 del promedio de la Ciudad. Los hogares en situación vulnerable representan el 9,4% del total de la Ciudad (126.000 hogares) y el 10,1% de la población (312.000 personas)”.
“Se trata del segmento con más expansión en el período. Cuando se suman al segmento anterior los hogares en condición de pobreza, se conforman los hogares en vulnerabilidad, que ascienden a 25,2% (unos 339.000 hogares), en los que habita el 31,9% de la población (unas 985.000 personas)”, explicó.
En tanto, “el Sector medio frágil, ubicado entre los hogares en condición de vulnerabilidad y los sectores medios, está integrado por el 9,9% de los hogares (133.000 hogares) y el 10,6% de las personas (326.000 personas), con caídas interanuales tanto en hogares (1,3 puntos porcentuales o pp), como en personas (1,5 pp)”.
“Los Sectores medios asociados a la “clase media” representan el 53,1% de los hogares de la Ciudad de Buenos Aires y el 49,2% de la población (unos 715.000 hogares y 1.517.000 personas, respectivamente) y sus participaciones se ubican en niveles similares a los de 2019, aunque no alcanzan a los más altos de la serie histórica (56,9% de los hogares en el mismo período de 2015)”.
“Los Sectores acomodados de la Ciudad de Buenos Aires disminuyen fuertemente su peso en hogares (se colocan en 11,8%) y en personas en (8,2%). Integran el sector acomodado unos 159.000 hogares y unas 253.000 personas”, indicó.
“Después de transcurridos casi tres años desde el inicio de la pandemia, la incidencia de la pobreza sigue superando a la del período inmediato anterior, especialmente por el aumento de la indigencia”.
“En la estructura general por estratos de ingresos, los cambios más importantes en relación a 2019 se observan en el menor peso de los Sectores acomodados y, en menor medida del Sector medio, clase media”, concluyó el trabajo de esta dirección que jugó un rol clave en la difusión de datos cuando se distorsionaban, o directamente desaparecían, las cifras del Indec hasta 2015. Cuando el gobierno de Cristina Kirchner decía que contar pobres era “estigmatizante”, al menos había estadísticas porteñas para verificar este complejo fenómeno.
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