Artículo publicado por Martín Kanenguiser para Infobae (30 de julio)
La recesión esperada para este año, reafirmada luego de las caídas del PBI que estimó el Indec para abril y mayo, afectará especialmente el poder adquisitivo de los salarios de la población de menores ingresos y, en particular, a los trabajadores no registrados más pobres.
Esto se debe al aumento del “riesgo de ingresos” que está muy ligado al ciclo económico, según un estudio de dos profesores del Departamento de Economía de la Universidad Austral.
“Si contamos con proyecciones sobre cómo va evolucionar la actividad económica este año, los resultados de nuestro trabajo nos permiten estimar la variación del poder adquisitivo como consecuencia pura y exclusivamente del ciclo económico (es decir, asumiendo que el resto de los factores que inciden sobre los salarios no varían)”, destacaron los académicos.
Por ejemplo, “podemos tomar como referencia las proyecciones sobre el PBI que surgen del último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del BCRA (junio 2023), que predicen una caída anual en torno a 3% en el nivel de actividad”, precisaron.
Con esta información, “podemos esperar que el poder adquisitivo de un asalariado formal promedio se reduzca, por efecto del ciclo económico, en 5,7%. Claramente, el sector de bajos ingresos tiene una pérdida mayor: para el primer decil, el salario real se reduciría en más de 8%”. En cambio, “los sectores de mayor poder adquisitivo perderían menos que el promedio; por ejemplo, el noveno decil perdería 3,5% de su poder adquisitivo, que es incluso menos de la mitad de lo que pierden los trabajadores de bajos ingresos”, destacaron Ana Navarro, directora del Departamento de Economía de la Universidad Austral, y Jorge Camusso, profesor del área.
Según los profesores de la Austral, “la literatura macroeconómica internacional ha tenido bajo la lupa durante los últimos años el llamado ‘riesgo de ingresos’ que, definido en términos generales, refiere al grado en que el salario real o poder adquisitivo se ve afectado por el ciclo económico”.
Parte de este fenómeno ya se observó en los primeros cinco meses del año, ya que la inflación entre enero y mayo fue del 42% y los salarios crecieron 38,8%. En particular, los salarios informales apenas crecieron 31,2%. Entre mayo del 2022-2023, el índice de precios al consumidor trepó al 114% y los sueldos de los trabajadores en negro solo 77 por ciento.
El concepto de riesgo de ingresos y su medición son cuestiones de interés no solamente para la academia, sino que su importancia es clara para la política económica en general (Navarro- Camusso)
“El concepto de riesgo de ingresos y su medición son cuestiones de interés no solamente para la academia, sino que su importancia es clara para la política económica en general, pues las decisiones que afecten directa o indirectamente la producción de una economía (PBI) incidirán -probablemente de forma heterogénea- sobre los salarios reales. Esta discusión cobra incluso mayor relevancia en una economía como la argentina, caracterizada por los vaivenes macroeconómicos”, resaltaron los especialistas.
Los profesores consideraron que no existían suficientes trabajos empíricos sobre este fenómeno. Por esta razón, avanzaron en este paper con herramientas econométricas y una base de datos sobre los asalariados formales del sector privado para el período 1996-2015. Al respecto, utilizaron la Muestra Longitudinal de Empleo Registrado publicada por el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, que incluye a medio millón de personas. Con esta base proyectada, pudieron “estimar el riesgo sistemático de ingresos para el sector asalariado formal privado”, precisaron.
En este sentido, Navarro y Camusso calcularon “el riesgo de ingresos como el cambio porcentual de los salarios reales ante una variación de 1% en el PBI, término que los economistas denominamos elasticidad del salario”.
Destacaron los académicos que “un primer resultado de nuestro trabajo es que, en promedio, los salarios reales son relativamente elásticos o sensibles al ciclo económico, en el sentido de que un aumento de 1% en el PBI genera un aumento más que proporcional en el poder adquisitivo (aproximadamente 1,8 por ciento)”.
Para otorgarle más precisión a la investigación, estimaron también el riesgo de ingresos para diferentes percentiles de la distribución del ingreso. En este sentido, determinaron que “los asalariados de bajos ingresos son los más afectados por el ciclo económico en general, dado que sus salarios reales reaccionan con mayor intensidad a lo que ocurre con la producción agregada de la economía, en comparación con los trabajadores de altos ingresos”.
“Cuando estamos en la fase expansiva del ciclo, uno podría valorar positivamente este resultado, pues los salarios de los más pobres tenderían a acercarse a los de los más ricos, haciendo más igualitaria la distribución del ingreso”, estimaron.
Sin embargo, de inmediato aclararon los economistas que “la conclusión es simétrica y opuesta cuando estamos en recesión, pues los más afectados, en un sentido negativo, serían los trabajadores de bajos ingresos, por lo que la distribución del salario tendería a ser más desigual”.
“Una caída de 1% en el PBI reduce en más de 2,5% el poder adquisitivo de un trabajador que se ubica en el primer decil de la distribución, mientras que la reducción del salario real para un asalariado del noveno decil es apenas superior a 1%”, afirmaron.
Una caída de 1% en el PBI reduce en más de 2,5% el poder adquisitivo de un trabajador que se ubica en el primer decil de la distribución (Navarro - Camusso)
Además, pudieron calcular que “las pérdidas de poder adquisitivo de los asalariados formales pobres en las recesiones no se ven compensadas por las ganancias de las expansiones del ciclo”. Esto significa que “en una economía fuertemente cíclica como la argentina, sus salarios reales van a tender a deteriorarse con el tiempo”.
En base a las proyecciones sobre el PBI que surgen del último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del BCRA (junio 2023), que anticipan una recesión cercana al 3% del PBI este año, se puede prever que “el poder adquisitivo de un asalariado formal promedio se reduzca, por efecto del ciclo económico, en 5,7 por ciento”.
“Claramente, el sector de bajos ingresos tiene una pérdida mayor: para el primer decil, el salario real se reduciría en más de 8%. En cambio, los sectores de mayor poder adquisitivo perderían menos que el promedio; por ejemplo, el noveno decil perdería 3,5% de su poder adquisitivo, que es incluso menos de la mitad de lo que pierden los trabajadores de bajos ingresos”, afirmaron.
Al citar un ejemplo, detallaron: “Si una persona del primer decil inicialmente tiene un poder adquisitivo de 100 y la actividad económica argentina cae 3% este año, su poder adquisitivo pasaría a ser 91,9″. “Para que este trabajador vuelva a tener un poder adquisitivo de 100 al finalizar 2024, en dicho año su salario real debería crecer aproximadamente 8,8%”, aclararon los economistas.
“Para lograr este aumento en el salario real la economía del país debería crecer 3,8% en 2024: un incremento proporcional del PBI superior a su caída inicial”, explicaron. Sin embargo, “las proyecciones del REM están lejos de este valor, pues el mercado incluso espera una contracción de 0,6% en la actividad económica” en 2024.
En términos sectoriales, “un resultado que vale la pena destacar es que los salarios reales de la construcción son más sensibles al ciclo económico, mientras que el poder de compra de los trabajadores de grandes empresas reacciona con menos intensidad a los vaivenes de la macroeconomía”.
Los salarios reales de la construcción son más sensibles al ciclo económico, mientras que el poder de compra de los trabajadores de grandes empresas reacciona con menos intensidad (Navarro - Camusso)
En cuanto al impacto de este índice de riesgo sobre el mercado no registrado, afirmaron que “usando datos de la Encuesta Permanente de Hogares de Indec para el mismo período, encontramos dos resultados notables”, ampliaron los analistas de la Universidad Austral.
Por un lado, “el poder adquisitivo del sector informal es más sensible al ciclo que el del sector formal, sin importar el nivel de salario real”. Por el otro, “los trabajadores informales pobres tienen un mayor riesgo de ingresos en relación a los informales de salarios más altos”.
“Por ende, el grupo de trabajadores informales de bajos ingresos es un grupo particularmente afectado por las condiciones macroeconómicas”, concluyeron.
“En una visión global, los resultados muestran la enorme heterogeneidad con la que los salarios reaccionan al estado de la macroeconomía argentina, con grandes diferencias entre trabajadores pobres y ricos”, explicaron los profesores de la Austral.
“Esta heterogeneidad debe ser tenida en cuenta por los hacedores de política, pues sus decisiones no afectarán a todos los trabajadores por igual”, consideraron Ana Navarro y Jorge Camusso.
“El sector informal y de bajos ingresos es más sensible a cambios en las condiciones macroeconómicas, información que es valiosa para el diseño de políticas dirigidas, sobre todo en el contexto de necesidad de estabilización que atraviesa Argentina”, concluyeron los académicos.
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