Artículo original publicado por Martín Kanenguiser en Infobae
Como en otros tiempos duros, ahora otro economista británico del Fondo Monetario Internacional (FMI) llegará a Buenos Aires para controlar de cerca a un gobierno argentino.
Esto se debe a que el FMI cambia de cara en Buenos Aires: Ben Kelmanson reemplazará a Trevor Alleyne como representante permanente en el país, mientras se demora la definición de un nuevo acuerdo para que el país pague la deuda de USD 45.000 millones otorgados en un crédito al gobierno de Mauricio Macri. Alleyne, de Jamaica, protagonizó la compleja tarea de reabrir la oficina local del FMI en 2018, luego de seis años de ausencia forzada por los conflictos con el kirchnerismo.
Kelmalson ha desarrollado una larga experiencia en Europa del Este, donde promovió reformas para incrementar el crecimiento de los países por medio de modernización de leyes y reducción de la burocracia estatal.
Si bien el representante del FMI en un país no es, a priori, la figura más relevante dentro del staff técnico, representa los “ojos” del organismo en el territorio y su rol se ve potenciado en situaciones problemáticas, como ocurrió durante las duras negociaciones entre Argentina y el Fondo luego del estallido de la convertibilidad a fines del 2001.
En aquel momento, el Departamento del Hemisferio Occidental que lideraba Anoop Singh envió a uno de los técnicos más relevantes en la estructura del Fondo, el británico John Dodsworth, quien luego de haber sido subdirector del área, se mudó a Buenos Aires con siete valijas y una guitarra criolla en junio de 2003 para supervisar en forma meticulosa las conversaciones con el gobierno de Néstor Kirchner.
En este período, Dodsworth representó la postura dura que mantenía la entonces subdirectora del organismo, Anne Krueger, quien se negaba a firmar un nuevo acuerdo con el país luego del programa temporal de fines del 2002 -sin fondos frescos- pese a la situación crítica que se atravesaba, hasta que tuvo que ceder a fines de 2003 por presión del Departamento del Tesoro bajo el gobierno de George W. Bush. El segundo de Dodsworth era un joven economista venezolano que hoy lidera el caso argentino: Luis Cubeddu.
Sobre Kelmanson, se informó que “ha sido nombrado Representante Residente Senior del FMI en Argentina, como parte de la rotación de rutina del personal senior del Fondo”, indicó a Infobae una vocera del organismo que lidera Kristalina Georgieva. “Se espera que el Sr. Kelmanson asuma su puesto cuando finalice la designación del Sr. Alleyne, hacia fines de este año”, indicó.
Si bien el representante del FMI en un país no es, a priori, la figura más relevante dentro del staff técnico representa los “ojos” del organismo en el país y su rol se ve potenciado en situaciones problemáticas
“Kelmanson tiene 22 años de experiencia como economista en el Fondo, trabajando en una variedad de asuntos a nivel global y regional y de políticas de la institución para economías avanzadas, de bajos ingresos y emergentes”, precisó.
En su trayectoria figura que ingresó en el FMI hace 22 años y que desde 2018 se desempeñaba como representante del organismo en Estambul, ante el gobierno de Turquía.
Desde 2016 fue subdirector del Departamento para Europa del Fondo, encargado de la unidad dedicada a Polonia y los países bálticos. Previamente se desempeñó como jefe y economista senior de la división de Mercados Emergentes.
Antes de ingresar al FMI trabajó en el Tesoro británico, entre 1995 y 1999, como economista y asesor especial del director de ese país, justamente, ante el Fondo; se recibió como economista en la Universidad de Leeds.
En un artículo académico que escribió para el organismo, examinó y recalculó el tamaño de las economías sumergidas en Europa, centrándose en las economías emergentes, y recomendó políticas para aumentar la formalidad. “El tamaño de las economías sumergidas ha disminuido en toda Europa en los últimos años, pero sigue siendo significativo, especialmente en Europa del Este”, explicó.
“En las economías emergentes europeas, los principales determinantes del tamaño de la economía sumergida son la calidad de la reglamentación, la eficacia del gobierno y el capital humano”, indicó
“Para combatir con éxito la economía sumergida se necesita un paquete global de reformas, centrado en los factores específicos de cada país. El menú de políticas más relevantes para las economías emergentes de Europa incluye: la reducción de las cargas regulatorias y administrativas, el fomento de la transparencia y la mejora de la eficacia gubernamental, así como la mejora del cumplimiento de las obligaciones fiscales, la automatización de los procedimientos y el fomento de los pagos electrónicos”, expresó el economista que ahora deberá lidiar con asuntos más prosaicos en los despachos oficiales de Buenos Aires.
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