Los principales accionistas del Fondo Monetario Internacional (FMI) no avalarán un pago parcial de la Argentina al organismo hasta que no haya un nuevo acuerdo y consideraron que el Gobierno debe exhibir un plan de recuperación de la economía para evitar una mayor zozobra.
Calificadas fuentes de dos países que integran el Grupo de los Siete contaron a Infobae que “no hay posibilidades de que haya un acuerdo parcial con el FMI, como hubo con el Club de París”, que le permitió al Gobierno aplazar el pago pendiente de USD 2.000 millones hasta marzo próximo a cambio de pagar USD 430 millones antes y aceptar una tasa de interés del 9% anual, impuesta en la negociación que en 2014 desarrolló el entonces ministro de Economía Axel Kicillof.
“Insistimos en la necesidad de un acuerdo”, resaltó una fuente diplomática, que aclaró que, pese al beneplácito que expresó el Club de París por este acuerdo parcial, “se va a monitorear de cerca la relación con el Club y con el FMI”.
“Se necesita que la Argentina formule un programa económico con metas cumplibles”, destacó la otra fuente diplomática.
“Se necesita que la Argentina formule un programa económico con metas cumplibles” (destacó una fuente diplomática)
De todos modos, se indicó que fue “un avance” el hecho de el Gobierno aceptara el principio de “comparabilidad” entre acreedores oficiales, para que China no cobrara más que el resto.
En cualquier caso, remarcó la fuente, “no hay posibilidades” de que el organismo que conduce Kristalina Georgieva acepte pagos parciales ante los vencimientos de capital de septiembre y diciembre próximos, por un total de USD 4.000 millones, como parte de la deuda de USD 45.000 millones que el Gobierno quiere reprogramar en un nuevo acuerdo a 10 años.
Los países acreedores enfatizan que “nunca en su historia la Argentina dejó de pagarle al FMI”, pero reconocen que en el último trimestre del año, cuando haya que hacer estos dos pagos, el Gobierno podría estar enfrentando un mayor stress cambiario con menos reservas en el Banco Central, luego de unos meses de tranquilidad y acumulación que parecen estar quedando atrás.
¿Buscará el Gobierno reflotar entonces un acuerdo corto como “puente” hasta que pueda firmar uno largo, como ocurrió en 2002-2003?; en Washington creen que no están dadas las condiciones para repetir ese escenario.
Y aunque el Gobierno haya decidido aplazar el acuerdo con el Fondo hasta después de las elecciones legislativas de noviembre próximo, los países centrales observarán con atención el uso que se le dará a los derechos especiales de giro (DEG) que emitirá el Fondo y que le permitirán al país recibir USD 4.300 millones antes de fin de año. En este sentido, concretamente quieren saber si se utilizará para pagar la deuda al Fondo.
Para que las negociaciones de un nuevo programa avancen, antes o después de las elecciones, “hace falta saber cuál es plan económico para saber cómo el país volverá a crecer y fomentará la inversión con cepo a las importaciones y control de capitales”, expresaron a coro. Esta demanda está en sintonía con las declaraciones del subsecretario del Tesoro de Estados Unidos, Wally Adeyemo, quien dijo tras conversar con el ministro Martín Guzmán que ese país y la comunidad financiera en general apoyarán a la Argentina si hay un plan claro que genere más empleo privado, lo cual fue retrucado por la vicejefa de gabinete, Cecilia Todesca.
“Si hay un plan, no se entiende por qué se aplican más controles, como las restricciones a la exportación de carne, a sectores que pueden generar más producción, dólares y empleo”, se lamentó la fuente extranjera, que se mostró preocupada por la reciente decisión de estatizar la Hidrovía.
Como incentivo, las fuentes enfatizaron en diálogo con Infobae que el directorio del Fondo no le exigirá al Gobierno metas muy duras en el contexto de una salida de la pandemia que cada vez se extiende más y hasta dieron a entender que posiblemente las exigencias más complejas recién le toquen al próximo gobierno en materia de ajuste fiscal.
También, destacaron que se analiza agilizar el mecanismo para generar un “fondo compensador” de los DEG, para que vayan de los países más ricos a los de renta media, como pretende la Argentina. Este dispositivo, confió una de las fuentes, se puede acelerar, pese a los extensos plazos burocráticos del Fondo y posiblemente Guzmán converse sobre el tema la semana próxima en la reunión con sus pares del G20 en Italia.
Lo que sí queda claro es que nadie sacará los pies del plato, ya que China le aseguró al Gobierno que tampoco le cederá sus DEG si antes no firma un acuerdo con el Fondo, pese a la visión romántica que existe en una parte del oficialismo respecto de la generosidad financiera del régimen de Xi Jingping en relación con sus competidores occidentales. “El gobierno chino ya aprendió sobre quiénes pagan y quienes no pagan sus créditos soberanos”, comentó una de las fuentes, sin poder evitar cierto sarcasmo.
Más complejo es el pedido del ministro de Economía de revisar la política de sobrecargos, para que la Argentina pague un costo menor en la refinanciación de los USD 45.000 millones otorgados al gobierno de Mauricio Macri. “Los sobrecargos tienen su razón de ser (algo que expresó la propia Georgieva) y no es un tema que esté en la agenda actualmente”, destacó una de las fuentes extranjeras.
El desafío financiero
En este contexto, un informe del estudio Eco Go resaltó que “el pago de USD 430 millones corresponde a la exigencia del Club de París de tratamiento igualitario con China, donde se supone que replica el calendario de vencimientos con ese país (concentrado en julio y enero 2022) y modifica hacia abajo el ejercicio de reservas netas hasta las elecciones”.
“Más allá del nuevo deadline de marzo 2022 y de las declaraciones del propio FMI, respecto a que el acuerdo con la Argentina pasaría para el próximo año, no se mencionó nada respecto al avance de las negociaciones con el organismo. Tampoco de un pedido de Argentina de un crédito puente con el organismo para transitar los próximos meses hasta la elección. Sólo la mentirita piadosa incluida en el anuncio de que los artículos IV están frenados en todo el mundo y no sólo en el país”, indicó.
“La pregunta no es si se llega o no a las elecciones, si no con qué brecha cambiaria se llega y, fundamentalmente, con cuántas reservas. Otra vez, el costo de seguir procrastinando, en un contexto donde la política opera como si el tiempo no tuviera un costo asociado”, señaló el informe, en sintonía con la certeza de las potencias del G7 de que la Argentina no podrá enfrentar los fuertes vencimientos de 2022 sin un acuerdo con el FMI, más allá de las discusiones internas de la coalición gobernante. Cuando llega la fecha de pago, se terminan los debates políticos.
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