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Rumbo al 2022: qué perspectiva le depara a los diferentes sectores de la economía argentina

Cuáles serán las industrias que enfrentarán mayores problemas el año próximo, en un contexto con menor crecimiento económico y mayor inflación. 

Artículo original publicado por Martín Kanenguiser en Infobae el 25 de diciembre de 2021

¿Cuál es el balance 2021 y la perspectiva para los diferentes sectores de la economía argentina para 2022?

Navegando entre una situación interna complicada por la inestabilidad macroeconómica y un contexto internacional que no se despeja, las industrias de la Argentina deberán “gestionar una doble agenda”, según un informe de Abeceb para sus clientes al que accedió Infobae.

Por un lado, están los obstáculos, “con alta incertidumbre de corto reflejada en presión cambiaria al tope, reservas declinantes y crecientes expectativas de devaluación; en un marco de deterioro estructural de largo plazo que eleva los desafíos”.

Por el otro, se encuentran “los catalizadores, con la aceleración y confirmación de un nuevo sendero en las preferencias de los consumidores, la aceleración de la agenda de sustentabilidad, los cambios en la espacialidad, y en el mundo del trabajo que imponen la necesidad de transformación y otorgan oportunidades para agregar valor”.

Al respecto, el informe de la consultora del ex ministro de Producción y Trabajo Dante Sica indicó que “los últimos proyectos de ley enviados al Congreso intentan dar alguna directriz para guiar la actividad productiva a través de estos desafíos”.

Sin embargo, advirtió que “los incentivos planteados no son claros y, en algunos casos (ley de inversiones automotrices, ley de envases y ley de electromovilidad, entre otros) confunden los desafíos de corto con la necesidad de otorgar una mirada estratégica, coordinada con las empresas y creíble”.

En este sentido, el informe indicó que “los principales movimientos de inversión van en la línea de posicionarse en torno a los catalizadores; la creatividad como nexo entre la coyuntura y las tendencias: nuevos productos y servicios, unidades de negocio diferenciadas y alianzas estratégicas para alcanzar un buen posicionamiento”.

Estos desafíos se dan en un contexto en el que “la economía ingresa a 2022 con debilidad política y una macro desafiada, con las autoridades obligadas a hacer algunas correcciones (léase, tarifas y déficit fiscal), alta inflación y crecimiento modesto que marcarán la agenda”.

“Luego de una recuperación parcial en 2021 del desplome sufrido en 2020, se espera un magro desempeño del consumo en 2022, limitado por la magra recuperación del poder de compra, la debilidad del mercado laboral y las restricciones de acceso al crédito”.

En torno del consumo, “seguirán persistiendo las dinámicas duales reflejando la polarización de configuración social y el deterioro estructural de la clase media, con sectores con mejor desempeño asociados a los segmentos de mayores ingresos, debilidad de los consumos típicos de los estratos medios y alguna oportunidad de incrementar volumen en los segmentos populares –cada vez más significativos”.

Respecto de los precios, “tras la fuerte aceleración inflacionaria de 2021 (+ 15 puntos porcentuales vs 2020) pese al cuasi-congelamiento tarifario y el uso del ancla cambiaria, se espera para 2022 un piso inflacionario de 50% (con riesgo al alza) en un contexto en que se esperan reacomodamientos tarifarios y una aceleración de la tasa de devaluación del tipo de cambio oficial”.

“Se estima que cierta reducción de la brecha fiscal y la emisión monetaria para financiarla en el marco del acuerdo con el FMI, contengan subas inflacionarias mayores en un contexto de reacomodamiento de precios relativos”.

En el plano cambiario, luego de un año en el que “se intentó usar el tipo de cambio como ancla antiinflacionaria y que finalizará con un deterioro de la competitividad cercano a 18% en términos reales, se espera para 2022 una aceleración de la tasa de devaluación del tipo de cambio oficial, en el intento de recuperar algo de la competitividad perdida y revertir la pérdida de reservas del BCRA”. “Las autoridades intentarán en primera instancia evitar un salto devaluatorio que comprometa la recuperación del nivel de actividad y lleve a una aceleración inflacionaria aún mayor, pero no se descarta un escenario de este tipo (con menor probabilidad de ocurrencia)”.

“De cara a 2022, en un contexto en que se volverá a repetirse un generoso superávit comercial y en el marco del acuerdo con el FMI, se espera que el balance de divisas siga ajustado pero que la oferta de dólares calce con la demanda permitiéndoles al Central acumular una ligera dosis de dólares para cumplir el piso de reservas que se comprometa en el acuerdo con el FMI”, acotó Abeceb.

En este contexto, se subrayó que “la normalización de las actividades presenciales y el consumo de revancha ponen al entretenimiento y la hotelería como tractores de una recuperación de bolsillos flacos”, pero aclaró que “la amenaza de Omicron desafía a aquellos que dependen del turismo receptivo”.

A la vez, las “restricciones COVID y el supercepo con salarios en dólares bajos generan turistas cautivos y sostienen consumo de indulgencia, esta vez, no necesariamente en el hogar”.

El informe destacó que “el sesgo intervencionista otorga oportunidades a inversiones spot de rápida maduración y resguarda el mercado para sectores sensibles a las importaciones”.

Sin embargo, “la sábana es corta: las restricciones a las importaciones topean el desarrollo de algunos mercados: limitan la diversidad de modelos a disposición, y otorgan incertidumbre con relación a algunos insumos”.

“A la administración de importaciones se le suman los riesgos de la distorsión de las cadenas de valor internacionales, con industrias ya afectadas por la crisis de chips y semiconductores, así como por la presión de costos ante el aumento de precios de insumos difundidos: vidrios, plásticos y acero, entre otros”.

Para los sectores que dependen del Presupuesto Nacional “las señales son mixtas: para la obra pública si bien las licitaciones avanzan a buen ritmo, los pagos se encuentran tensados”.

En cuanto a los concesionarios de servicios públicos, “por el lado tarifario, si bien esperamos algo de ajuste de precios relativos, la inflación acumulada en los últimos dos años impide una normalización de corto plazo”.

“Tras cerrar 2021 con una suba mayor a la que se preveía meses atrás, se espera una fuerte moderación del crecimiento para 2022 en el marco de una macroeconomía que seguirá desafiada por la persistencia de desbalances en los planos fiscal, monetario y externo -que habrá que empezar a encarar-, cepos, controles a los precios y al comercio y brecha cambiaria que persistirá en niveles elevados”.

Este escenario “asume la firma de un acuerdo con el FMI que logra acotar la incertidumbre y evitar eventos macroeconómicos disruptivos, pero que, dada la presencia de desequilibrios que llevará tiempo encaminar, no alcanza para impulsar un mayor rebote del crecimiento económico”.

En cuanto a los sectores energéticos, “para el petróleo, el diferencial está en manos de aquellos capaces de exportar, aunque asegurando el barril criollo. Para el gas, el Plan Gas avanza favorablemente, más aún en un contexto de aumento de precios del GNL a nivel mundial”, señaló Abeceb.

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