Artículo publicado por Martín Kanenguiser para Infobae (22 de octubre de 2022)
Un informe que circula entre empresarios advierte que en 2023 debería haber una devaluación del peso (suba del tipo de cambio oficial) mayor que la prevista por el Gobierno en el Presupuesto para poder cumplir con el programa con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El reporte de Analytica destacó que “Sergio Massa manifestó en repetidas ocasiones que el acuerdo con el FMI es el plan económico del gobierno y, hasta ahora, con desvíos y contabilidad creativa, logró aprobar las dos primeras revisiones trimestrales”. Sin embargo, aclaró, “el staff report dejó la semana pasada un mensaje claro en su documento técnico: para seguir cumpliendo la actividad económica deberá desacelerarse”.
Al respecto, afirmó Analytica que “el crecimiento del 2% estimado por el Fondo para 2023 -en línea con el proyecto de Presupuesto 2023 en discusión parlamentaria- también estima que será la tasa promedio en el mediano plazo”.
A favor del Gobierno, apuntó la consultora de Ricardo Delgado: “Por el momento, el organismo no está exigiendo en forma explícita un salto devaluatorio que provoque una recesión de modo de ajustar la cuenta cambiaria”.
“Paradójicamente, unos días después de la publicación de sus recomendaciones el Gobierno lanzó una nueva versión del “dólar turista” (en rigor, para las compras con tarjetas de crédito de productos y servicios externos por encima de los 300 dólares mensuales) y un dólar para la industria del entretenimiento, bautizado Dólar Coldplay”.
En este sentido, la consultora cuestionó que “a la escasez de dólares, el Gobierno responde con más y más cotizaciones. Una respuesta acordada con el FMI, que, entre otros guiños, postergó para fines de junio próximo la exigencia de presentar la hoja de ruta para desarmar el cepo cambiario”.
Sin embargo, aclaró Analytica, “los números del Fondo sobre la cuenta corriente de 2023 son compatibles con un salto devaluatorio. Al mismo tiempo, contradicen las estimaciones que plasmó el gobierno en el Presupuesto”.
“La proyección del organismo de crédito de superávit comercial de bienes y servicios está en USD 2.753 millones por encima de la que espera el gobierno. La diferencia radica en la expectativa de una caída en las importaciones de USD 1.926 millones, casi la mitad del objetivo de acumulación neta de reservas de USD 4.000 millones establecido para 2023″, precisó, el estudio privado.
“El ajuste en la visión del FMI se daría por medio de un salto devaluatorio que haría caer los cantidades importadas un 4,2% En el Presupuesto las cantidades aumentan un 2%, por lo tanto la caída total se da por un descenso proyectado en los precios de las compras externas”, aclaró la consultora.
“La visión del FMI mueve a dos interrogantes de relevancia. El primero es ¿Cuál sería la magnitud de la devaluación para que las importaciones se reduzcan un 4,2%? Y la segunda, ¿Cómo es posible que tanto el FMI como el presupuesto del Gobierno esperen un crecimiento idéntico del PBI con una brecha tan significativa en la oferta de importaciones?”.
Al respecto, Analytica explicó que “el aprendizaje de las últimas tres grandes devaluaciones es que, por cada punto porcentual que se gana de competitividad cambiaria en el comercio con los Estados Unidos y con China, el volumen total de las importaciones argentinas se contrae en medio punto. Por lo tanto, para lograr una caída de las importaciones del 4,2% como pide el FMI en 2023, el tipo de cambio se tiene que devaluar en promedio 150% si tomamos como base una inflación entorno al 95% para el periodo. Obviamente a más inflación mayor debería ser la devaluación”.
Así, “el Gobierno busca reflejar el sostenimiento del consumo, y en particular del consumo importado, que no es consistente con la necesidad de generar divisas y acumular reservas netas”.
“Los números del Fondo desarman esa hipótesis. De este modo, el Gobierno deberá administrar lo más ordenadamente posible un proceso de recesión moderada con control de daños sobre los estratos sociales más vulnerables. Menudo desafío”, concluyó el informe.
En este contexto, Claudio Caprarulo, director de Analytica, dijo a Infobae que una devaluación fuerte en 2023, en medio de la campaña electoral, “políticamente es lo que cualquier gobierno quiere evitar pero no siempre es posible. Por caso, en las últimas elecciones presidenciales pasó, entre agosto y julio del 2019 la devaluación fue del 35 por ciento”.
Sin embargo, el economista consideró que “no parecen estar dadas las condiciones para un plan de estabilización tradicional, pero si es claro que el Gobierno está obligado a tomar nuevas medidas económicas si quiere evitar un nuevo evento de shock como el de julio pasado”.
En cuanto al FMI, el experto consideró que “si nos guiamos por el último staff report, el Fondo hace mucho hincapié en que la Argentina cumpla la meta de déficit primario. Ese parece ser el límite de su flexibilidad”.
De todos modos, en un acuerdo firmado antes de las consecuencias de la guerra en Europa hay motivos justificados para que la Argentina tenga margen a favor. “La oposición va a tener que dar señales de continuidad del acuerdo y para eso va a ser importante la discusión sobre el revalúo inmobiliario. El FMI pide aumentar los impuestos a la propiedad, algo que va en contra del bloque de Juntos por el Cambio que, por definición, no quiere modificar impuestos”, concluyó el economista.
Al parecer, no solo el Gobierno sino también la oposición deberán elegir entre varias opciones complejas en el año de recambio electoral, para desacelerar la inflación, mejorar la competitividad y poder crecer de modo sustentable.
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