Artículo original publicado por Martín Kanenguiser en Infobae, el 6 de mayo de 2022.
La decisión del Banco Central de pegar un volantazo en menos de 48 horas respecto de la posibilidad de que los bancos operen con criptomonedas provocó enojo y desconcierto en el sector privado.
Esto se debe a que las entidades del sistema financiero local habían consultado con la entidad que preside Miguel Pesce respecto de este negocio y recibieron un guiño, tanto las que ya se lanzaron como las que lo tenían en estudio.
Fuentes del sistema indicaron a Infobae que el organismo público conocía estas estrategias y que no había puesto ningún reparo, ya que, hasta ahora, la operatoria con criptomonedas no estaba prohibida.
Por esta razón, tanto el Banco Galicia como Brubank anunciaron esta semana que habilitarían a sus clientes a operar con estos activos digitales. Dado que solo habían pasado dos días, los montos operados fueron bajos, pero se esperaba un mayor interés a medida que el negocio se consolidara.
Sin embargo, ayer el BCRA informó que “desalienta la oferta de criptoactivos a través del sistema financiero”. Y, luego, en el texto, indicó que “las entidades financieras no podrán realizar ni facilitar a sus clientes la realización de operaciones con activos digitales, incluidos los criptoactivos y aquellos cuyos rendimientos se determinen en función de las variaciones que ésos registren, que no se encuentren regulados por autoridad nacional y autorizados por el Banco Central de la República Argentina (BCRA)”.
“La medida dispuesta por el Directorio del BCRA procura mitigar los riesgos asociados a las operaciones con estos activos que podrían generar para las personas usuarias de servicios financieros y para el sistema financiero en su conjunto”, sostuvo el Central.
En shock, las entidades que esperaban la aprobación comenzaron a preguntarse qué podía haber disparado este repentino y rotundo cambio de postura, que obligó al Galicia a aclararles a sus clientes que “ningún cliente que haya operado con criptoactivos en Banco Galicia perderá dinero”.
Desde el Central respondieron que esta postura ya se había reflejado en un comunicado del año pasado, en conjunto con la Comisión Nacional de Valores (CNV) que preside Adrián Cosentino. Sin embargo, tanto en el sistema financiero como ante consultas periodísticas, desde el BCRA la respuesta había sido diferente a principios de esta semana: si no está prohibido, está permitido, afirmaron.
Por este motivo, se dispararon dos posibles explicaciones ante la decisión del directorio de ayer, que podrían ser complementarias:
-Una mayor brecha: “El Central se preocupó por el aumento de las operaciones en los dólares financieros el día que se empezaron a operar las criptos en los bancos y entendió que podía estar abriendo otra canilla para un aumento en la demanda de dólares que incrementaría más la brecha, una cuestión que le preocupa muchísimo”, indicó una fuente del sistema. Esta semana la diferencia entre el dólar oficial y el informal se mantuvo en torno del 75-80 por ciento. Sin embargo, un analista consideró que la “baja demanda de estos días en este circuito de criptos por los bancos no justifica de ningún modo este temor del Central”.
El BCRA se preocupó porque las operaciones con criptos podían disparar una mayor demanda de los dólares financieros, aunque el monto demandado parecer ser ínfimo frente a otras alternativas.
-El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI): El convenio firmado con el organismo multilateral para refinanciar la deuda de USD 45.000 millones indicó explícitamente que “se están tomando medidas para desalentar el uso de criptomonedas” con el fin de evitar maniobras de lavado de dinero, una sugerencia que el Fondo ya desplegó en otros países. “Sería muy curioso que el Central desalentara a los bancos, que tienen controles estrictos por parte del organismo, y deje que las criptos se operen solamente en plataformas que no supervisa”, indicó otra fuente. Más llamativo, agregó uno de sus pares con sorna, es que sea el FMI el encargado de dictar la política de regulación financiera del gobierno kirchnerista.
El abogado Hernán Camarero, socio del estudio RCTZZ -a cargo del Departamento de Servicios Financieros y Fintech- cuestionó la medida en diálogo con Infobae. “La decisión del Banco Central es muy amplia. No solo prohíbe a las entidades ‘facilitar’ a sus clientes la realización de operaciones con activos digitales -criptoactivos y derivados con ese subyacente- sino también les impide explotar por cuenta propia tales operaciones -en el sentido previsto en la ley de entidades financieras y las normas sobre servicios complementarios de la actividad financiera-, a menos que esos activos estén autorizados por el Banco Central, u otra autoridad competente, como por ejemplo, la CNV”.
“Ante el riesgo que el regulador considere que cualquier actividad que realice una entidad relacionada con activos digitales configure una “facilitación” para el cliente, se vislumbra que estas operaciones no serán parte del menú de productos que una entidad pueda ofrecer al público”, aclaró.
Lejos del fuego cruzado
En todo caso, Pesce optó por lo que considera que es el “mal menor”: prohibir algo que había autorizado, en lugar de ser señalado como una usina de conflicto cambiario o financiero, sobre todo porque hasta ahora logró mantenerse al margen de la artillería pesada del kirchnerismo más duro hacia el equipo económico.
“Es inexplicable que no le peguen nunca”, señaló a Infobae un economista de buen diálogo con el presidente Alberto Fernández. “Sobre todo si se dieran cuenta que están dejando salir muchos dólares por la balanza comercial. En cualquier momento autorizan pagos para dejar entrar elefantes rosas”, disparó.
De todos modos, el economista afirmó que la principal cualidad de Pesce es que nadie hable de su responsabilidad frente a la creciente inflación que registra la Argentina. Con una suba de precios cercana al 6% registrada en abril (¿lograron frenarla en 5,8%?), hasta la meta del 60% anual parece ambiciosa en algunos despachos oficiales.
“El principal precio no transable, el salario, va al 60 por ciento; y el transable, el tipo de cambio, devalúa al 4 por ciento por mes. Va a costar mucho bajar de un ritmo del 4 por ciento mensual”, se lamentó el economista, que no quiere saber nada con la posibilidad de que lo convoquen para el gabinete si se concretara la salida de Martín Guzmán.
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