Artículo publicado por Martín Kanenguiser para Infobae (3 de mayo)
La vicepresidenta Cristina Kirchner y el ex director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), Alejandro Werner, protagonizaron un duro cruce por el crédito otorgado por el organismo al gobierno de Mauricio Macri y por la idea de la líder del FdT de atar el pago de la deuda al superávit comercial.
La semana pasada la vicepresidenta dijo en un acto en La Plata que había que “revisar las condicionalidades del acuerdo con el FMI” para que los pagos al organismo “estén atados como un porcentaje al superávit comercial”.
Werner cuestionó la idea en una entrevista con Clarín al considerarla una idea “descabellada” y la vicepresidenta le replicó en una cadena de tuits, que encabezó con una ironía: “Hello Mr. Werner”, pese a que se trata de un economista que nació en la Argentina y que se exilió con su familia en México durante la dictadura.
“Descabellado fue haberle dado un préstamo político por 45.000 millones de dólares al gobierno de Mauricio Macri para que ganara las elecciones”, expresó Cristina Kirchner en la red social.
Luego indicó: “Es lo que hizo Néstor Kirchner cuando reestructuró de forma exitosa la deuda que otros habían defaulteado en el año 2001 y ató el pago del cupón al crecimiento del PBI de nuestro país. Es más, si quieren cobrar la totalidad del préstamo político que dieron van a tener que conseguir alguno como él”.
Ante estos tuits, hoy Werner dijo en declaraciones a Radio Mitre que “la idea de vincular los pagos de la deuda al superávit de la balanza comercial es como que usted fuera al banco y dijera que los pagos de su hipoteca sólo los va a hacer cuando sus gastos sean menores que sus ingresos”.
“Entonces, cuando llegue diciembre y usted se de cuenta que gastó un poco menos que sus ingresos, en lugar de pagar al banco va a elegir comprar una heladera o unas entradas para el teatro. Así, yo creo que es mejor pagar para algo que va a disfrutar que pagarle al banco. Entonces, ¿usted cree que algún banco le daría un crédito de este tipo donde los incentivos están en elegir a final de mes comprar algo para usted o para su familia?”, indicó el funcionario que lideró la supervisión del FMI para la región entre 2013 y 2021.
“Lo mismo pasa con un país. Si nos damos cuenta que a fin de mes el cupón para el pago de intereses sería muy elevado, entonces haríamos un gasto que nos beneficie a nosotros y no le pagaríamos a los acreedores. Nadie nos prestaría”, indicó Werner, que fue el funcionario técnico a cargo de negociar el crédito que la Argentina le pidió al FMI en 2018.
En cuanto al pago atado a una variable que la vicepresidenta recordó como exitosa, Werner recordó: “Básicamente esto fue producto de una negociación en donde Argentina quiso, y los tenedores le pidieron este cupón vinculado al producto bruto, y terminamos con el problema de que la Argentina terminó mintiendo con las estadísticas para no pagar”. Werner se refirió a la distorsión de las estadísticas del Indec y a la decisión del gobierno de Cristina Kirchner de cambiar en la gestión del ministro Axel Kicillof la base de cálculo del PBI, lo que derivó en juicios de bonistas con estos títulos en el exterior; en Londres, estos acreedores ya recibieron una sentencia favorable y se espera el resultado de un caso similar en EEUU.
Además, el cupón ligado al PBI ofrecido en los canjes del 2005 y 2010 no sumó adhesiones de los acreedores, que lo veían como una idea exótica y preferían un pago adelantado. De este modo, fue un instrumento no valorado por el mercado y costoso porque implicó una quita menor para el país.
“Como idea internacional nunca he oído que se debatan estos temas. El resto de los países que han utilizado financiamiento del FMI ha repagado en los términos de los créditos y en ese sentido ha sido una estructura que ha funcionado. Por esa creo que no hay ningún interés en la comunidad financiera internacional en explorar esas ideas”, sentenció Werner.
Por otra parte, la vicepresidenta parece haber mezclado en su sugerencia el carácter de acreedor privilegiado del FMI -aceptado por los 190 países miembros del organismo, entre ellos la Argentina- con el de un bonista, que puede aceptar quitas o un pago variable. De hecho, cuando enfrentó el juicio contra los fondos de inversión en su gobierno, la Argentina defendió este estatus del Fondo cuando los inversores quisieron embargar los pagos del país al organismo; en esa circunstancia, se opusieron la Argentina, el FMI y EEUU.
Cuando le preguntaron hoy a Werner si el préstamo del 2018 fue para que Macri ganara las elecciones del 2019, respondió: “En el FMI trabajamos en el programa de la Argentina, como trabajamos en otros programas. Las decisiones se tomaron a nivel técnico y luego se elevaron al consejo, al board del Fondo, y ahí fueron aprobados”.
“En ese sentido, los miembros del directorio representados por las 24 sillas, 24 directores ejecutivos aprobaron este crédito, y claro que hubo debates a nivel de los funcionarios del Fondo y en los méritos técnicos de este debate se fue decidiendo avanzar en las diferentes revisiones del crédito hasta que finalmente se consideró que los resultados y las acciones de las autoridades se habían desviado lo suficiente como para suspender el programa”, indicó.
“A nivel mío no hubo ninguna presión política para hacer una cosa u otra, y en el directorio los países votaron como votan en otras situaciones al igual que lo estarán haciendo en junio para aprobar o no aprobar la revisión del crédito que actualmente tiene el gobierno del presidente Fernández”, afirmó Werner.
Respecto de si el Fondo ahora es más benigno con este gobierno que con Macri, Werner expresó: “Este es un programa que nadie en el Fondo, es mi impresión yo ya no estoy ahí, que nadie en el FMI cree que tiene probabilidades de éxito -y éxito se define como que básicamente el país termine en una situación de menor inflación, de mayor estabilidad, de menores desequilibrios externos, etcétera-”.
“Y en el programa de Macri, siendo una situación incierta y con mucho riesgo, sí se creía que las medidas que comprometía el Gobierno y que ejecutaba tenían una probabilidad importante de lograr la corrección de varios de estos desequilibrios económicos”, indicó.
“Y se corrigieron varios de ellos como el déficit de cuenta corriente, el déficit público, dejándole espacio a este Gobierno -si bien con una situación inflacionaria compleja y de deuda compleja pero dejándole espacio a este Gobierno- que fue utilizado en los primeros años para expandir la demanda agregada, el déficit público”.
“Durante este programa en los últimos 18 meses, no hemos visto una corrección de los desequilibrios macroeconómicos de la Argentina. Es más, vimos cómo se despilfarró el año pasado una cosecha excepcional con ingresos extraordinarios de exportaciones que -es cierto- la Argentina pasa por una situación difícil por el tema de la sequía, sin embargo en países con buen manejo económico una parte importante de los grandes ingresos por exportaciones del año pasado se debieron haber acumulado en reservas internacionales para poder transitar por años de vaca flacas”, enfatizó Werner.
“Un ejemplo muy parecido en términos de magnitudes es Colombia en el año 2015. Sus ingresos por exportaciones de petróleo cayeron por un monto hasta mayor de lo que están cayendo los ingresos por exportaciones de granos hoy en la Argentina. La economía colombiana se desaceleró de crecer al 5% al 3%, el tipo de cambio se depreció, la inflación casi no aumentó y luego la economía colombiana después de este ajuste fue recobrando una tasa de ajuste un poco más alto sin ninguna crisis financiera, sin tener que venir de rodillas a Washington a pedir recursos”, recordó.
“Entonces un buen manejo macroeconómico, prudente, claramente hubiera evitado que Argentina se encuentre hoy en el precipicio en el que se encuentra y obviamente con una situación inflacionaria muy peligrosa”, concluyó el economista del MIT.
El Gobierno apuesta a que el FMI adelante los desembolsos del segundo al primer semestre del año ante la delicada situación de las reservas del BCRA. Werner expresó previamente que no creía que se produjeran estos giros anticipados, pero el Ministerio de Economía confía que podrá contar con estos recursos adicionales para poder pasar el otoño y parte del invierno, hasta que comience la próxima liquidación del agro.
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